La fiesta
de 15 años que nunca llegó
Un árbol de
limón en la banqueta de una casa, en alguna calle de Morelia, recuerda
permanentemente al propietario que un día atropelló a una quinceañera y su pena
es cuidarlo hasta que dé frutos.
Ese fue el
acuerdo con los padres de la joven que murió en el accidente, ocurrido hace
tres años y que, tanto a él como a la familia de la adolescente también les
estaba costando la vida; a él porque la
culpa no lo dejaba dormir; a ellos, el resentimiento y la frustración.
Aunque se
trató de un homicidio culposo el proceso judicial fue complicado desde la
integración de la averiguación previa, pero pasado el tiempo, calmadas las
emociones, aceptaron la intervención de un mediador del Centro Estatal de
Justicia Alternativa y Restaurativa del Poder Judicial de Michoacán.
Para
entonces los padres de la adolescente muerta estaban a punto de separarse,
responsabilizándose mutuamente del descuido que tuvieron con su hija porque no
le había hecho su fiesta de 15 años; ya ni culpaban al conductor del vehículo
que, sin intención, le arrancó la vida. Y ese fue el acuerdo al que llegaron,
el conductor llevaría flores a la tumba de la joven y plantaría un limón que
cuidará hasta que dé frutos porque los limones son lo que más le gustaba, tanto
que decía: “cuando termine mi carrera y trabaje y compre mi casa, lo primero
que haré será plantar un limón”.
El mediador
que cuenta la historia todavía se conmueve al recordar que, dando seguimiento
al acuerdo, se acudió al domicilio del conductor, de unos 35 años, a comprobar
que el limón había sido plantado y es cuidado, acción con la que los padres se
sienten compensados por su pérdida. “Entonces las partes se abrazaron y
lloraron.
La mamá le
dijo al conductor: ´De mi parte no hay rencor, si hubo responsabilidad lo
perdono’ y se despidieron”, contó el mediador.
De eso se
trata la justicia restaurativa, dentro del nuevo sistema de justicia penal,
restaurar el tejido social, cuando se rompe por algún delito, mediante la
conciliación y el perdón, más que de la prisión. Tampoco se trata de pagar una
multa o una indemnización porque, como en este caso, una vida no se puede
restaurar con dinero, comentó el mediador quien prefirió guardar el anonimato.
Rebeca Hernández Marín. Quadratín.com.mx. 21/08/15