Alicante, España. Corren ahora otros tiempos a la hora de tomar decisiones sobre cómo mejorar en la actividad del funcionamiento de los servicios públicos. Atrás quedaron los tiempos en los que se ofrecían desde las distintas áreas de cualquier Administración Pública cuadros de necesidades, siempre bien justificados, y en los que se exponían las medidas precisas para mejorar la prestación de lo que había que seguir dando al ciudadano. Pero la situación ha cambiado y la crisis ha golpeado tanto a los particulares como a la Administración. Lo que empezó en el año 2007 como algo que parecía adivinarse como un periodo de tres años se ha implantado en la vida diaria como si se tratara de una garrapata que amenaza con no querer separarse de tu cuerpo por muchos esfuerzos que hagas por quitártela. Se hablaba en el año 2009 que en el 2010 se acababa todo y se vería un hilo de esperanza. Pero parece que ese hilo debe ser transparente, porque ni se ve el hilo ni se ve la esperanza y, desde luego, tampoco se percibe que las cosas vayan a mejorar para el 2012. Por ello, la mentalidad con la que hay que seguir enfocando toda esta situación es la de "cambiar el chip", como vulgarmente se dice, y que mientras los expertos en economía avancen con fórmulas que permitan la recuperación del país hay que meter la imaginación más que nunca y tratar de avanzar con lo que tenemos y con fórmulas de coste más reducido, cuando no de coste cero.
En la justicia la situación es idéntica y aunque a veces nos olvidemos de lo que está pasando y sigamos reclamando más medios, lo cierto es que más que nunca también hay que ser más selectivo en el gasto y valorar dónde se pone un euro en razón a la recompensa que esperas de ese euro invertido. Luego también está el tema de la persona a la que le das el euro para invertirlo, porque mientras que si a algunos les das un euro son capaces de devolverte cinco en seis meses, a otros le das un euro y no los vuelves a ver en la vida, y a cambio no te han dado nada. Puede que hasta hayan empeorado la situación de su departamento.
En consecuencia, podemos afirmar que en la justicia una de las fórmulas más económicas para invertir y mejorar con poco gasto es con la mediación y con los sistemas alternativos al conflicto de intereses entre las partes, lo que avanza la solución del problema y permite que las partes se concilien en sus intereses mediante la intervención de un tercer mediador que les hace ver la solución que entre ellas no encuentran. Esta mediación puede ser extrajudicial mediante organismos a donde puedan acudir antes de judicializar el conflicto y encontrar allí una respuesta, o bien judicial, para que cuando ya se ha interpuesto la acción judicial, dentro de la justicia ofrezcamos un cauce para resolver el problema. Pues bien, sobre esta idea giró uno de los puntos centrales de los objetivos del nuevo conseller de Justicia, Jorge Cabré, en la visita que nos cursó a la Audiencia Provincial de Alicante recientemente. Circunstancia ésta que nos llena de alegría porque somos férreos defensores de la mediación y la estamos aplicando en materia penal con unas cifras de un 57% de éxito respecto a casos remitidos en el plan experimental en el que llevamos trabajando desde el 2007. Así, lo primero que nos advirtió el conseller es que el plan dejaba de ser experimental porque, con todo acierto, señaló que lo que funciona no puede ser experimental y debe extenderse a toda la provincia. En consecuencia, vamos a fijar la fórmula para aplicar mediación penal en la provincia de Alicante en todos los juzgados de lo Penal y de Instrucción, buscando un objetivo que nos permita reducir bruscamente la carga de trabajo de unos juzgados sobresaturados, para lo cual nos hará falta el apoyo, con el que ya contamos, de los colegios de abogados de la provincia y la fiscalía y, por descontado, de la propia Conselleria, lo que queda confirmado tras esta visita esperanzadora. Con la mediación conseguimos satisfacer a las partes, ahorramos costes a éstas y a la propia Administración y encontramos otra "puerta" con la que abrir soluciones a la justicia. Lo mismo vemos en materia civil en los conflictos matrimoniales o en problemas del tipo que sean. Sentarse a negociar un acuerdo poniendo medios humanos para ello, evita tramitar largos procedimientos que acaban con una sentencia que puede que, por el tiempo transcurrido, no satisfaga a nadie. En este caso dejemos que se mantenga en la vía del procedimiento judicial lo que no puede resolverse por la mediación y utilicemos ésta para aligerar el registro de asuntos. Esto es dar un euro para devolver cinco. Y puede que en Alicante hasta devolvamos diez.
Vicente Magro Servet. Información.com. 6/7/2011
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