A menudo solemos escuchar que “cada persona
percibe el mundo de manera diferente”. La verdad es que no es del todo cierto.
Las personas percibimos el mundo de la misma
manera, es decir, a través de los sentidos. Estos captan, de una manera más
desarrollada o menos, eso sí, todas las cosas que ocurren a nuestro alrededor y
que son parte del mundo.
¿Cuál es entonces la diferencia? que tras
percibir el mundo a través de los sentidos, hacemos una representación interna
del mismo, es decir, cada persona crea de manera interna su mapa personal,
pasando la información por nuestros filtros particulares, influidos por
nuestros valores y creencias, recuerdos, decisiones, experiencias y bagaje
cultural y social.
Únicamente podremos representar internamente
aquellas percepciones para las cuales nuestros filtros estén preparados.
Visto esto, resulta importante hablar de mapa
y territorio, para adentrarnos un poco más en la jerga de la PNL.
Cuando hablamos de “territorio”, hacemos
referencia a “lo que objetiva y realmente ocurre, sin ninguna interpretación
personal”; estaríamos hablando del mundo en sí.
Por otro lado al hablar del “mapa” de una
persona nos estaríamos referido a “la forma en la cual esa persona visualiza el
mundo que le rodea”, las situaciones vividas y las cosas cotidianas que le
ocurren. Se trata de cómo las personas hacen su propio reconocimiento de lo que
objetivamente está ocurriendo.
Hablando del trabajo de un comunicador, el
territorio sería el mensaje que quiere transmitir al receptor o receptores,
mientras que el mapa sería la representación que cada receptor hace de ese
mensaje; es decir, el significado que le da o las interpretaciones que hace del
mensaje.
Con esto, parece obvio afirmar que la labor
del comunicador se convierte en una tarea bastante complicada, ya que no sólo
debe transmitir el mensaje, si no que deberá
intentar adecuarlo y ajustarlo al mapa personal de cada persona o al
menos hacerlo apto para todos los receptores.
Con la PNL, podemos trabajar e indagar en los
procesos internos de cada persona para llegar a entender su mapa y, de esta
manera, comunicarle lo que nosotros debemos o deseamos comunicar, sabiendo que
cada persona enfocará su mapa tal y como el comunicador enfoque el territorio.
¿Cómo se materializa todo esto?
LA PNL nos habla sobre todo de la
comunicación no verbal que nos ofrece la persona que tenemos delante; propone,
entre otras cosas, que nos fijemos en el movimiento de los ojos de la persona
para conocer su modo de procesar la información y a partir de ahí modelar, no
la información, si no la forma de darla.
Por ejemplo, mediante el movimiento de los
ojos de una persona nos damos cuenta de que procesa la información de manera
visual. Nuestra exposición de la información habrá de ser más documentada con
fotografías, gráficas, dibujos en la pizarra, etc.
Aclara en este punto que esto no quiere decir
que haya una sola forma de procesar la información, es decir, que una persona
sea especialmente visual, no significa que sólo reciba la información visual,
únicamente que la captará mejor y la retendrá de manera más duradera en un
mundo interno.
Por eso, es importante que si queremos que
nuestra información llegue de forma clara y directa a la persona o personas que
tenemos delante, seamos capaces de flexibilizar nuestro proceso comunicativo y
adaptar la información.
El mensaje que queremos transmitir seguirá
siendo el mismo, pero lo haremos llegar al receptor de una forma más sencilla
para él. Por ejemplo, parece obvio que si necesitas mandar un paquete desde
España a Alemania, lo envíes por avión, en vez de mandarlo en coche hasta
Barcelona, desde allí en tren hasta Francia, y allí en autobús hasta Alemania.
El paquete sigue siendo el mismo, pero facilitamos el envío cogiendo el avión.
¿Qué hacer entonces cuando estamos ante una
sala llena de gente con maneras diferentes de procesar la información? Muy
bien, de todo un poco. Es decir, en estas situaciones, es necesario que el
comunicador establezca un método de comunicar que permita a todas las personas
acceder a él de manera sencilla; en primer lugar porque si no es así, la
inmensa mayoría de la sala saldrá mentalmente de ella a los pocos minutos, y en
segundo lugar, porque si no todo el esfuerzo habrá sido en vano.
Si enviamos la información de varias maneras
diferentes (por ejemplo, hablando a la vez que enseñamos diapositivas;
enseñando un video dinámico que represente la información...), todas las
personas que tengamos delante, tengan el sistema de interpretación preferente
que tengan, van a captar el mensaje; objetivo principal del comunicador.
Para finalizar, resulta importante hablar de
la compenetración o “rapport” en un proceso comunicativo. Esto se puede lograr
y trabajar mediante lo que la PNL llama “acoplarse y reflejar”. Se trata de
asumir el estilo de comunicación de la persona que tenemos delante, es decir,
su tono de voz, su postura, su lenguaje, etc. -no se trata de imitarle en tono
de burla, esto se hará siempre de forma respetuosa-, llegando así a alcanzar su
ritmo comunicativo para luego modificarlo hacia el mensaje, si fuese necesario.
El rapport da la las partes del proceso comunicativo la sensación de confianza
y escucha necesarias para que la información sea directa y carezca de
malinterpretaciones que lleven a conflictos o malentendidos.
Verónica Pomares García. Miembro de Acuerdo Justo S.C., en el desarrollo de Mediar On Line. Trabajadora Social/Mediadora de Conflictos. Experta en Convivencia y Mediación en el ámbito educativo. Máster oficial en Mediación. Diplomatura en Trabajo Social.
Verónica Pomares García. Miembro de Acuerdo Justo S.C., en el desarrollo de Mediar On Line. Trabajadora Social/Mediadora de Conflictos. Experta en Convivencia y Mediación en el ámbito educativo. Máster oficial en Mediación. Diplomatura en Trabajo Social.
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