Madrid, España. Desde hace ya unos años
las Asociaciones nacionales y regionales de mediadores están reclamando el día
21 de enero como Día internacional de la Mediación, haciéndolo coincidir con la
fecha de aprobación del primer texto legislativo sobre mediación familiar en
Europa, constituido por la Recomendación número R (98) 1, sobre Mediación
Familiar, aprobada por el Comité de Ministros del Consejo de Europa el 21/01/98
1998. Un día de reflexión que busca poner de relieve la necesidad que nuestra
sociedad tiene de hacer un cambio sustancial en la manera de afrontar sus
conflictos a nivel interpersonal, familiar, escolar, comunitario, mercantil,
etc. etc.
Creo que a nadie se nos escapa lo arduo del camino. Aprovechando
la fecha de hoy centraría mi atención en dos retos que debemos de afrontar:
·
- Aceptación del conflicto:
¿Seremos capaces de dar el paso del tradicional “yo gano - tú
ganas” al “tú ganas - yo gano”? Complicado, pero no imposible. Sólo tenemos que
dar un vistazo a lo que nos rodea y ver que la filosofía tradicional del ganar
y perder nos ha llevado a naufragar en más de una tormenta y ha elevado la
conflictividad intrafamiliar, institucional, comunitaria y social a niveles desconocidos
hasta el momento.
Creo esencial que tomemos conciencia de los conflictos que nos rodean, pero no de aquellos que nosotros no podemos controlar y que se nos escapan de las manos. Miremos a nuestro alrededor: pareja, hijos, compañeros de trabajo y seamos sinceros. Si por una vez somos capaces de llamar a las cosas por su nombre vemos que muchas de las situaciones que nos incomodan, conflictos, llegan a paralizar nuestro desarrollo personal y humano. ¿Seremos tan necios de acomodarnos en ellos y seguir pasando sin más.
Creo esencial que tomemos conciencia de los conflictos que nos rodean, pero no de aquellos que nosotros no podemos controlar y que se nos escapan de las manos. Miremos a nuestro alrededor: pareja, hijos, compañeros de trabajo y seamos sinceros. Si por una vez somos capaces de llamar a las cosas por su nombre vemos que muchas de las situaciones que nos incomodan, conflictos, llegan a paralizar nuestro desarrollo personal y humano. ¿Seremos tan necios de acomodarnos en ellos y seguir pasando sin más.
Es curioso, por ejemplo, analizar equipos de trabajo (claustros
de profesores, equipos sanitarios por buscar ejemplos vitales a nivel social)
que pretenden dar la imagen de balsas de aceite. Y sí lo son, ¡pero de aceite
hirviendo!: malos entendidos, envidias, deficiente gestión de la autoridad,
distribución de tareas, etc. Si nos ponemos las gafas de la mera productividad,
¿nos atreveremos a cuantificar las pérdidas de horas, de talento, de esfuerzo personal
y de dinero que ésto supone?
Es necesario que le perdamos el miedo al conflicto. Parte del
problema puede estar en no asumir los conflictos como tales y por otro lado no
reconocer nuestra limitación o carencia de recursos o conocimientos a la hora
de afrontarlos. Sin embargo cuando dejamos que se enquisten son completamente
destructivos. Como leía recientemente: “Para morirse, sólo hay que estar vivo.
Para poder encontrar una solución, sólo hay que tener un conflicto“. ¿Cómo le
pondremos el cascabel al gato?
·
- Profesión propiamente dicha:
A nivel nacional el año que acabamos de terminar nos dejó una
Ley de Mediación civil y mercantil y los primeros borradores que la
desarrollarán (asumiendo que la ley es mejorable y que previsiblemente la
regulación también lo será). Igualmente en los albores de ese mismo año la
Federación Nacional Asociaciones y Profesionales de la Mediación nos aportó el
Código Deontológico de los mediadores.
Con su corpus legislativo y su marco deontológico propios
parecería que la mediación puede ser tomada como una profesión en sí misma, la
del Mediador, distinguiéndose del psicólogo, abogado, trabajador social y
profesiones afines. ¿Será cierto? Por momentos parecería que han dejado un
pastel en la puerta de un colegio a la hora de la salida y que los niños se han
abalanzado sobre él para ver quién se lleva mayor tajada. Me da miedo ofrecer
una respuesta.
Cantos de sirena suenan al decir que la mediación ayudaría a resolver, en parte, el colapso judicial en el que nos encontramos. Cantos de sirena siguen sonando al ofrecer a la opinión pública una soberana confusión de términos al que al final le colocamos la etiqueta de “mediación” a: arbitraje, negociación, orientación, intermediación, intervención, coaching, ...
Cantos de sirena suenan al decir que la mediación ayudaría a resolver, en parte, el colapso judicial en el que nos encontramos. Cantos de sirena siguen sonando al ofrecer a la opinión pública una soberana confusión de términos al que al final le colocamos la etiqueta de “mediación” a: arbitraje, negociación, orientación, intermediación, intervención, coaching, ...
Cantos de sirena que no llevan más que al callejón sin salida
que ya hemos vivido en otras profesiones. La mediación no es una moda pasajera
y una percha sobre la que colgar todo lo que se nos ocurra relacionado con los
conflictos y el crecimiento personal y social. Abramos los ojos. La mediación
no es una mera técnica de resolución de conflictos. La mediación es y debe ser
aceptada como una profesión prosocial que sirve a la sociedad, pero no ayudando
y "reparando" a las personas sino rescatándolas individualmente en su
conflicto.
Sinceramente creo que un día como el de hoy nos tiene que hacer reflexionar sobre la necesidad de afrontar nuestros conflictos desde una nueva perspectiva, de forma humana y sana.
Sinceramente creo que un día como el de hoy nos tiene que hacer reflexionar sobre la necesidad de afrontar nuestros conflictos desde una nueva perspectiva, de forma humana y sana.
Alfonso Fabregat Rosas. Mediador, Miembro del equipo de
Acuerdo Justo.
Alfonso
Fabregat Rosas. Lawyerpress.com. 21/01/13
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