Valladolid, España. No llevan casco azul pero su misión es de paz. Como si de un ejército se tratara se van desplegando por los centros educativos como garantes de la convivencia. Sus armas principales son el compromiso, la confidencialidad y saber escuchar. Son los mediadores escolares.
"El simple hecho de tener gafas era motivo de discriminación. La chica se sentía mal pero estaba resignada al comportamiento de algunos compañeros de su clase y no se quería dejar ayudar", relata Mónica Martínez, de tercer curso en el IES Parquesol, uno de los centros de Valladolid donde funciona un plan de convivencia desde hace dos cursos y del que se benefician sus 640 alumnos.
El caso parece menor, pero se trata de un claro ejemplo en el que el discriminado se encierra en sí mismo y pocos se enteran. "El equipo", añade Rodrígo Santos, de primer curso, "se tuvo que acercar a ella, que veía el problema como normal".
La actividad de los mediadores, que se presentan voluntarios y son elegidos por sus compañeros de clase, cuentan en el IES con la supervisión de ocho tutores de convivencia. "Su actividad mediadora requiere una preparación que reciben en un curso muy denso", explica José María Avilés, uno de los tutores en convivencia.
Escucha activa
El mediador ha sido formado en las técnicas de la escucha activa. "Reformular, parafrasear, no aconsejar... conseguir que sea el propio alumno el que vaya desmenuzando todos los aspectos de su problema hasta hacer uso de sus cualidades relacionadas con la expresión de sentimientos, la empatía y la afectividad, antes de llegar a la búsqueda de soluciones", dice Francisco Alonso, coordinador del grupo de tutores.
"Estas herramientas», añade la tutora Cristina Montero, "no son sólo útiles y enriquecedoras dentro del instituto; también sirven para afrontar luego la vida laboral".
A Juan Dimas, alumno de segundo curso, confiesa su predilección por "las prácticas de escucha activa". Él, como el resto de sus compañeros, tiene muy claro que "la confidencialidad y el compromiso son las reglas básicas".
"Nada de nombres. No pueden pasar por los chivatos del grupo", subraya José María Avilés, el 'experto' en los módulos de formación que se imparten en el instituto. "Una vez que te han contado el problema hay que evitar que se entere todo el mundo. Debemos guardar secreto, ser muy discretos", afirma Sofía Vizán.
En el IES Parquesol han iniciado alguna experiencia de mediación profesor/alumno y proyectan un club de deberes, que están en un segundo escalón de la mediación. Mientras tanto, el plan de convivencia se consolida en el centro. "Soy nueva en el instituto y el ser alumno ayudante me ha facilitado la plena integración", manifiesta Elisa Muñoz, de primer curso
F. Valiño. El Mundo.es. 19/1/2011
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