Sed de Justicia
José Benito Pérez Sauceda
“Yo veo un México con hambre y sed de Justicia, un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla”.
- Luis Donaldo Colosio Murrieta
Ex candidato a la presidencia de México, asesinado el 23 de marzo de 1994
Con su discurso de toma de protesta como candidato a la presidencia, Luis Donaldo Colosio parecía querer desligarse de las elites del poder reinantes durante el sexenio del ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Nunca sabremos si hubiera respaldado su dicho con acciones de llegar a gobernar, lo cierto es que el político transmitía un mensaje sobre un país que no podía seguir manteniendo el estado de las cosas, si es que realmente aspiraba a un estado de verdadera Justicia y Paz positiva. De ser congruente, Colosio hubiera sido la muestra de que en todos los partidos y en todos los regímenes por más obscuros que sean existe gente honesta, que sabe distinguir lo que es el bien del mal y que dentro de su esfera de acción lucha por que la verdad se imponga. En mi experiencia puedo decir que es así.
Colosio no temió a decir lo que debía decirse, no dudó en marcar un cambio con su “padre político”, aunque esto, a final de cuentas le costara la vida.
Es cierto, las palabras de Colosio no se hicieron realidad, el ideal no pudo llevarse a la práctica, pero la memoria del político de Sonora es respetada por todos los partidos y miembros de la sociedad mexicana. Colosio se gano un respeto y admiración que probablemente no tiene ningún ex presidente reciente de México. Su legado de honestidad es utilizado en la actual campaña presidencial para ganar votos por algunos políticos que en poco siguen su línea.
En la Mediación, la honestidad y la verdad son elementos imprescindibles para lograr la verdadera y real solución de conflictos y el éxito del proceso. Mediar implica un cambio total en la mentalidad y paradigma de las partes y es responsabilidad del Mediador llevarlas a ese punto. De tal forma, es indispensable que el Mediador piense así. Un Mediador que no vive en la honestidad y la Verdad no puede llevar a las partes a este estado.
Como Colosio lo decía, si queremos Justicia tenemos que respetarla primero, si queremos legalidad, tenemos que ser fieles garantes de la misma. En el discurso Mediador, si queremos el bien tenemos que andar ese camino. Si queremos verdad tenemos que decirla no importa el costo. Pues ella, tiene una filosa característica, al final siempre prevalece, porque es la verdad.
Quien utiliza la verdad algunas veces, cuando le es conveniente, no es un promotor de la verdad, sino de la conveniencia. Quien hace el bien y ayuda cuando puede sacar provecho, es un interesado no un pacifista.
Por lo tanto el Mediador no es sólo un prestador de servicios, pues no solo actúa conforme a lo que marca la Mediación por recibir un pago, lo hace siempre pues es su estilo de vida. Si un Mediador busca acuerdo solo al recibir honorarios es tan mercenario como un médico que sólo busca la salud si hay ganancias o un abogado, justicia si llenan sus bolsillos. Un verdadero Médico atenderá a los enfermos porque esa es su vida, servir a los demás, un real abogado lucha contra las injusticias porque son incompatibles con su forma de ser y vive realizado pues recibe emolumentos por lo que hace.
Si buscamos implementar la Cultura de Mediación y la Educación para la Paz con personajes que no están convencidos de esto, nuestra misión estará destinada al fracaso, no importa si cuentan con las mejores preparaciones en el extranjero.
A mi parecer resulta ilógico quienes respaldan a los que dicen mentiras y buscan con ello, enarbolar la Verdad. Pues quien está acostumbrado a mentir, de la mentira vive y se construye. ¿Cómo esperar que el falso nos lleve a la Verdad?, ¿Cómo esperar que quién no usa el diálogo como su columna de vida, pueda llevarnos a una sociedad de paz?
Las verdaderas herramientas y medios de paz no son la Mediación, la Negociación o la Conciliación. Son quienes los aplican, es decir, los Mediadores.
Si el Mediador no es un real pacifista, usara estos métodos de manera distorsionada y obtendrá como resultado algo más semejante a un Arbitraje o Juicio, no un convincente acuerdo de Mediación. Pues no está en su naturaleza la Mediación, ni la Verdad.
Muchos políticos podrán usar el discurso de Colosio, pero si en ellos no reside la convicción de una verdadera Justicia, al gobernar solo producirán una justicia a medias, una injusticia velada, una simulación a la que tan bien nos acostumbramos los mexicanos.
De igual forma, si quien se dice Mediador, vive cómodo con el manejo de influencias, la falsedad, el servilismo, el influyentísimo y la imposición, difícilmente podrá generar la democracia, la transparencia, la verdad, la emancipación cultural y el diálogo como forma de resolución de conflictos.
Como con los políticos, bastaría hacer un recorrido por lo que han producido, y nos daremos cuenta que donde han estado y donde han ejercido, no han sido el agua para saciar la sed de Justicia que anhelamos, ni factores para combatir la crisis que vivimos, al contrario, han sido fieles heraldos de toda esa descomposición que tanto nos daña, es decir, son más de lo mismo.
José Benito Pérez Sauceda. Doctor en Derecho. Maestro en Ciencias con especialidad en Métodos Alternos de Solución de Controversias y Licenciado en Derecho y Ciencias Sociales por la Facultad de Derecho y Criminología de la UANL. Actualmente Catedrático de la Facultad de Derecho y Criminología y de la Facultad de Ciencias Químicas de la UANL en MASC, también se ha desempañado como Profesor de Negociación en la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la misma institución educativa. Autor de diversos artículos jurídico-científicos. Creador e impartidor de cursos y diplomados en Negociación, Mediación y Cultura de Paz. Conferencista a nivel nacional e internacional sobre MASC y Cultura de Paz. Creador-Coordinador de los sitios: “Mediación Monterrey” y "Cultura de Paz y No Violencia Monterrey".
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