Disputas de
familia, convivencia barrial, ruidos molestos, mascotas, barrido de veredas,
entre otros, son de los problemas más comunes que se dirimen en los centros de
mediación del Poder Judicial.
Esta
modalidad comenzó a funcionar en marzo de 1996 con el fin de dirimir conflictos
sin la presencia de un juez, a través de una mediación para llegar a un acuerdo
entre las partes. Hay cinco centros en Montevideo y ocho en el interior del
país, y desde el momento de su creación han aumentado los casos de disputas
resueltas por esta vía. Las mediaciones son gratuitas y la asistencia letrada
no es obligatoria.
Los últimos
datos que se publicaron referidos a la cantidad de consultas en los centros de
mediación son del año 2013. De un total de 7.412 consultas, 77% se
transformaron en solicitudes de mediación y el restante 23% se derivó a otras
instituciones para resolverse con una alternativa. En ocasiones, los encuentros
no se concretan porque una de las partes no está de acuerdo y no concurre a la
audiencia. De 3.679 mediaciones efectivamente realizadas en 2013, 98,5% termino
con acuerdo. La idea del centro es brindarle soluciones rápidas a quienes
acuden, ya sea con una mediación o la recomendación para que concurran a un
juez, un centro comunal, o un organismo especializado. Todo depende del tema
del que se trate.
Los
mediadores a cargo son técnicos capacitados de diversas profesiones: abogados,
escribanos, psicólogos, maestros, politólogos, entre otros. Se los prepara
especialmente para tratar estas situaciones. Deben actuar de forma imparcial y
contribuir a favorecer la comunicación y el diálogo entre las partes, con el
objetivo de resolver el conflicto con una solución que beneficie a ambas
partes.
Pedir
disculpas
Por otra
parte, el 15 de agosto se cumplirá un año de la creación del Centro de
Mediación Penal de Adolescentes. Según el artículo 83 del Código de la Niñez y
la Adolescencia, en el capítulo que contiene las medidas socioeducativas no
privativas de libertad se establece la obligación de reparar el daño. El juez,
con previo consentimiento de las partes, puede frenar el proceso y llevarlo a
mediación si entiende que puede ser un caso solucionable de esa manera y así
evitar la vía judicial. “El juez tipifica el delito y ahí se inicia un proceso
de mediación”, explicó la directora de los centros de mediación, Laura Lange,
en entrevista.
De parte
del mediador no se establecen sanciones, sino que las dos partes acuerdan la
forma en que el daño se puede compensar. “Los únicos casos que no pueden ser
solucionados con la mediación son las rapiñas, donde es necesaria la privación
de libertad”, comentó Lange. Es un mecanismo utilizado en casos de agresión
entre adolescentes o con adultos, por ejemplo. En ese caso, los menores deben
concurrir a la audiencia acompañados de un mayor.
Riñas en
los liceos
Entre
agosto de 2014 y febrero de este año, ocho mediaciones se realizaron en el
Centro de Mediación Penal Adolescente y en todas se llegó a un acuerdo. La
mayoría eran problemas entre los propios adolescentes, como enfrentamientos a
la salida de los liceos, entre otros. La importancia de la participación de la
víctima en el proceso es un aspecto destacado por la directora del centro
porque se entiende que la persona afectada en la mayoría de los casos necesita
una disculpa.
ElObservador.com.uy. 09/08/15