El espacio teatral puede aportar al
desarrollo individual de los mediadores de diversas maneras para mejorar, y que
cada vez seamos mejores (una de las cuestiones que cada vez más me demandan en
formación mediadores experimentados que quieren seguir aprendiendo y
reciclándose). Cada uno lo asimila, utiliza y vivencia de manera diferente y con
diversas consecuencias para luego ponerlo en práctica en sesiones de mediación.
Sin embargo, hay determinados elementos que el teatro permite observar y que en
otros ejercicios o espacios pueden pasar más desapercibidos pero que a la hora
de que nos legitimen para mediar o de interactuar con nuestros mediados son
indispensables. Estos elementos son los que componen los indicadores con los
que debería trabajarse a la hora de formarnos en procesos individuales. Los
resumo en la siguiente relación:
La Corporalidad: La presencia en un escenario, el ritmo, la precisión en los movimientos, la
coherencia entre lo que se dice y cómo responde el cuerpo, la forma de
dirigirse a otros, todos estos elementos se proyectan de manera especial y casi
amplificada cuando una persona está actuando. El cuerpo tiene absoluta
elocuencia respecto a la autenticidad de la emoción, incluso es determinante
enella (Bloch, 2002). Observar a las personas que conforman el taller desde su
corporalidad es tener una llave a procesos internos. Nos hemos dado cuenta ,
que muchos mediadores, muestran una presencia poco consciente y desordenada en
la escena de la mediación. Esto significa que no logran ocupar un espacio fijo
y sólido en las sesiones, con ello no digo que se muevan….sino que están pero
no están. A través de diversas estrategias, se trabaja en el taller de teatro
para mejorar la conexión de los participantes con su corporalidad, con su
control, sus movimientos, la precisión y ritmo en los mismos, su presencia
escénica
La Expresividad: Tener capacidad de expresión implica varias cosas: que hay opinión (por tanto
capacidad de análisis), que hay capacidad de síntesis, que hay un adecuado uso
del lenguaje. Estas capacidades deben ejercitarse para que se desarrollen, y se
hace básicamente en ambientes que propicien precisamente la opinión de cada
individuo y potencien la capacidad de expresarla. Por esto, en el taller de
teatro se hace especial énfasis en el análisis y comentario de todas las
escenas creadas, con el fin de promover las herramientas que apoyan un criterio
y una mirada propias.
La
Creatividad: Por los motivos ya expresados anteriormente, el desarrollo de la
creatividad artística es un objetivo central en el trabajo de grupo e
individual. Si bien se trata de una capacidad que se desarrolla desde el
individuo, hemos observado cómo, a medida que pasa el tiempo en el taller de
teatro y mediación, aumenta la capacidad de inventar historias y éstas
adquieren cada vez mayor complejidad: son más ocurrentes, más largas y con más
recovecos. También es importante resaltar que no todos los individuos crean con
las mismas herramientas. Para evaluar el proceso creativo en una persona no
basta considerar las historias que inventa y narra, pues se trata de una
capacidad que puede desarrollar a través de creación de personajes, de
movimientos, de gestualidades. El desarrollo de la creatividad artística, en
fin, no solo es un condimento de gran riqueza para la propia vida, sino que
ayuda a otros procesos cognitivos e intelectuales que lleven a buscar salidas
de los conflictos
El Rigor:
el desarrollo del rigor y de la disciplina tiene que ver con el desarrollo de
la capacidad de aprender. A través de ejercicios sencillos, como las
coreografías, se ejercita esta capacidad y se logran importantes avances ya que
de alguna forma, se rompe con que la “flexibilidad” de una mediación, no está
reñida con su rigurosidad o orden. La idea de que hay que realizar un esfuerzo
para lograr metas esperadas es también muy importante en nuestra formación.
Las
Relaciones vinculares: El considerarse parte del grupo es fundamental para que
funcione la capacidad reparatoria que tiene el teatro. Potenciar este
sentimiento de lealtad y de elegir estar en un espacio porque a uno le interesa
y motiva lo que ahí ocurre, es una enseñanza importante que se ejercita y que
entiendo es la clave del objetivo de los mediadores ya que partimos de su
voluntariedad y de que están allí porque quieren. Estos serían los objetivos a
cumplir… ¿os atrevéis?. Un abrazo.
Javier Alés
Sioli. Profesor Titular de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla; Director
del Máster y Especialista en Mediación de la UPO; Presidente de la Asociación
Andaluza de Mediación AMEFA. Co- Autor de “La magia de la mediación” Edit.
Aconcagua, Sevilla año 2010; Delegado del World Mediation Forum en Sevilla;
Director de la Revista Universitaria científica “MEDIATIO” sobre Mediación y
Resolución de Conflictos.