Canarias, España. La Mediación es un sistema sumamente eficaz y útil para la resolución pacífica de conflictos, siendo evidente sus resultados positivos tanto para las personas involucradas como para su entorno. La Consejería de Presidencia, Justicia e Igualdad, consciente de esta realidad, ha incluido entres sus objetivos de Legislatura reforzar y ampliar los servicios de mediación, tarea que irá avanzando dentro del complejo marco presupuestario previsto para estos años.
En el ámbito familiar, por ejemplo, ha mostrado su utilidad sobre todo en aquellas cuestiones que repercuten y afectan a los hijos y a las hijas. Sabido es que en ocasiones resulta complicado lograr que las relaciones interpersonales dentro de la unidad familiar resulten satisfactorias. Así, cuando se produce el cese de la convivencia y la pareja opta por separarse, es mejor que sean ellos los que busquen una solución consensuada y mutuamente aceptada que le ayude a regular con armonía y solvencia las consecuencias derivadas de esa nueva situación.
Esta solución se puede conseguir a través de la mediación, evitando las consecuencias negativas del enfrentamiento judicial y el coste emocional que conlleva. Ya en la década de los setenta se inició la técnica de la mediación para conciliar conflictos familiares en Estados Unidos y, posteriormente, en Europa, ante la imperiosa necesidad de amortiguar los costes no solo económicos del divorcio y evitar el daño que ocasionan a los menores y a las menores las rupturas difíciles y traumáticas. Fue el Comité de Ministros del Consejo de Europa en su Recomendación de 21 de enero de 1998, quien, haciéndose eco de lo referido, sugirió la implantación de dicho instrumento.
Cabe señalar que la vía contenciosa si por algo se caracteriza es por la confrontación. Sitúa a las partes como adversarios y genera una cronificación del conflicto en el que como resultado todos pierden, especialmente los hijos y las hijas, pues siempre son ellos los grandes perjudicados ante la incapacidad para comunicarse de sus padres. Con la ayuda del mediador, las personas sumidas en una disputa iniciarán la búsqueda de soluciones que satisfagan las necesidades de todas las partes por medio del compromiso y la colaboración.
Cierto es que este método, que se basa en la autogestión del conflicto y que tiene como finalidad la consecución de una solución querida y pactada, no sólo es válido para el ámbito referido, sino que se puede proyectar en otros muchos, –educativo, mercantil, patrimonial, incluso, con matizaciones, en el penal y en el ámbito de la relación administración y administrado–, y convivir con el judicial. Ambos procesos son adecuados para la resolución de conflictos, lo que hay que tener presente es cuándo resulta aconsejable acudir a la mediación y cuándo se ha de acudir a los tribunales de justicia.
Hoy, 21 de enero, cuando se celebra el Día de la Mediación Familiar, las instituciones, organizaciones, entidades, asociaciones y profesionales que creemos en este método y que estamos implicados, de una forma u otra, en su implantación y despliegue, debemos reflexionar, no sólo sobre lo conseguido hasta ahora, que no es poco, sino sobre todo por el camino que aún falta por recorrer y por lo que todavía queda por hacer, siendo conscientes de que hay que prestar una atención especial a su proyección social, –divulgación y difusión–, aunando esfuerzos con el fin de crear un espacio común de actuación que nos ayude a conseguir tal objetivo. Es fundamental que los ciudadanos conozcan la mediación y que acudan sin prejuicios a ella.
Pedro Joaquín Herrera Puente. Viceconsejero de Justicia del Gobierno de Canarias.
La Opinión.es. 21/01/12
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