Puerto La Cruz, Venezuela. Según la teoría “Imagen, Poder y Negociación”, de Roberto de Vries y Marina Lander, amigos consultores y psiquiatras de reputada trayectoria en el estudio de la conducta humana, las emociones que siente el ser humano son la ira, la tristeza, el miedo y la alegría. En ese contexto, el venezolano puede sentir y vivir multi emocionalmente.
De acuerdo con esta teoría, “si la persona percibe que tiene las fortalezas necesarias para aprovechar las oportunidades del entorno, la emoción preponderante es la alegría, pero si la persona percibe que sus debilidades no le permiten aprovechar esas oportunidades, probablemente al sentirse frustrada, sienta ira o rabia y, si a las debilidades que percibe la persona en sí misma, se le unen las amenazas del entorno, sin tener la oportunidad de luchar contra ellas, entonces sentirá tristeza”.
Es muy común encontrar en nuestro entorno, a personas que toman decisiones según sus emociones, y luego las vemos pagar las consecuencias.
Tomar una decisión es una acción además de cotidiana, permanente, que en muchos casos se torna difícil. Hacerlo con el corazón y no con la cabeza, es una acción de pronósticos reservados.
Es decir, las emociones no deben ser parte del proceso, ni como punto de partida ni como sustento, en la toma de decisiones, porque seguro, estas serán incorrectas y con implicaciones negativas.
Sin embargo, si para alguien es imposible evitarlo, entonces está obligado a conocerlas y comprenderlas, para hacer el proceso lo menos riesgoso posible.
Quien toma una decisión debe identificar todas las alternativas disponibles, pronosticar sus consecuencias y evaluarlas según los objetivos y metas trazadas.
Para ello, se requiere según Schein, en primer lugar, información actualizada sobre qué alternativas se deben considerar.
En segundo lugar, se necesita información sobre el futuro: cuáles son las consecuencias de actuar según cada una de las diversas opciones.
En tercer lugar, es indispensable la información sobre cómo pasar del presente al futuro: cuáles son los valores y las preferencias que se deben utilizar para seleccionar entre las alternativas que, según los criterios establecidos, conducen del mejor modo a los resultados que deseamos.
Entendiendo amigo lector, que la toma de decisiones es una actividad imprescindible en nuestra vida diaria, con significado y consecuencias, ya que es parte fundamental inherente a todas nuestras acciones cotidianas, es preciso entonces, tomarlas (sobre todo en los negocios), con la fuerza que da la razón sobre la emoción, es decir, con serenidad, con conocimiento de suficiente información sobre el problema y un análisis de consecuencias futuras.
JJ Fermín A. El Tiempo.com. 29/03/2011
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