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Cultura de Mediación
Mediación Penal
La Rioja, España. El sábado te rompieron la nariz y todavía no entiendes por qué. Supones que el energúmeno ése se equivocó de persona, porque el bar estaba lleno y lo último que recuerdas es un «Alfredo te voy a matar», que aún te martillea en la cabeza. «¿Quién será ese Alfredo?», te estabas preguntando cuando ha sonado el teléfono. Es la policía, para comunicarte que han detenido al que te golpeó y tienes que ir al Juzgado.
Lo que faltaba, ahora vienen las molestias del proceso: citaciones, mañanas perdidas, retrasos. Tú sabes bastante de eso porque la otra vez que pusiste una denuncia, hace un año, tuviste que ir dos veces a declarar y aún no sabes nada del juicio. Por lo menos, entonces podías desahogarte echándole la culpa de todo al juez, pero a estas alturas vas estando un poco informado de lo que pasa en Justicia y eso ya no te es tan fácil.
Pero esta vez puede que sea diferente.
En el juzgado te informan de que en Logroño, en 2010, hay una experiencia piloto de mediación penal en adultos y que, si quieres, puedes tener una entrevista con los mediadores, que son un psicólogo y un abogado neutral, para informarte de los trámites del procedimiento, para explicarte lo que puede pasar pero, sobre todo, para escucharte.
Para que cuentes cómo te sientes con lo que ha pasado, qué esperas del proceso, qué te gustaría que ocurriera para que tú, esta vez también importas tú, te sientas restaurado en todo lo que ese puñetazo ha sacado de su sitio.
Si quieres, sólo si quieres, y los mediadores lo creen bueno para ti y para él, quizás sea posible llegar a una entrevista conjunta en la que el energúmeno, ya con cara y ojos, pueda pasar a ser, en tu memoria, aquél que te acabó pidiendo perdón, ofreciéndote explicaciones y un compromiso, no sólo de indemnizarte, sino de tener más cuidado en el futuro con lo que hace.
Te lo piensas.
Por un lado, desde el sábado y, en mayor o menor medida, has ido sintiendo miedo, dolor, rabia y una desazón que no te abandona y no crees que sólo porque haya un juicio y te indemnicen, eso vaya a desaparecer; además, lo de que te escuchen y se note más que les importas no suena mal.
Por otro lado, a ratos, piensas que el que tiene la nariz rota eres tú y que lo que el otro se merece es ir a la cárcel, que te pague y que te dejen en paz. Es posible que otra gente con la nariz rota necesite algo más, pero tú no.
Es lo bueno de la mediación; no hay elecciones incorrectas. Te dan más opciones; se complementa lo que ya sabemos que hay cuando te dan un puñetazo y tú decides.
En Logroño vamos a abrir en 2010, jueces, fiscales, abogados, psicólogos, Universidad y Gobierno de La Rioja, en el marco de un proyecto de la Unión Europea, esa ventana y, al final, lo que hayamos visto desde ella lo pondremos en común con expertos franceses y entusiastas italianos y búlgaros.
Las víctimas pueden decirnos cómo se van a sentir más restauradas y los infractores pueden beneficiarse de lo que ya existe (atenuante de reparación del daño, suspensiones de pena en infracciones no graves por su esfuerzo para reparar el daño causado, valoración de su conducta para obtener beneficios penitenciarios.) pero de una forma articulada, fomentada, orientada y controlada por profesionales.
Por un lado, la tradicional bonhomía, nobleza y arte de los riojanos de dar a las cosas la justa importancia que tienen; y, por otro lado, nuestro entusiasmo, invitan a creer que ésta puede ser una buena experiencia, en la que todos podamos, aprovechando que te han roto la nariz y eso ya está hecho, sacar lo mejor de cada uno para solventar el asunto.
Opinión de José Carlos Orga, publicado el 6 de Enero de 2010, en el sitio "La Rioja.com"
http://www.larioja.com/prensa/20100106/opinion/cultura-mediacion-20100106.html
Lo que faltaba, ahora vienen las molestias del proceso: citaciones, mañanas perdidas, retrasos. Tú sabes bastante de eso porque la otra vez que pusiste una denuncia, hace un año, tuviste que ir dos veces a declarar y aún no sabes nada del juicio. Por lo menos, entonces podías desahogarte echándole la culpa de todo al juez, pero a estas alturas vas estando un poco informado de lo que pasa en Justicia y eso ya no te es tan fácil.
Pero esta vez puede que sea diferente.
En el juzgado te informan de que en Logroño, en 2010, hay una experiencia piloto de mediación penal en adultos y que, si quieres, puedes tener una entrevista con los mediadores, que son un psicólogo y un abogado neutral, para informarte de los trámites del procedimiento, para explicarte lo que puede pasar pero, sobre todo, para escucharte.
Para que cuentes cómo te sientes con lo que ha pasado, qué esperas del proceso, qué te gustaría que ocurriera para que tú, esta vez también importas tú, te sientas restaurado en todo lo que ese puñetazo ha sacado de su sitio.
Si quieres, sólo si quieres, y los mediadores lo creen bueno para ti y para él, quizás sea posible llegar a una entrevista conjunta en la que el energúmeno, ya con cara y ojos, pueda pasar a ser, en tu memoria, aquél que te acabó pidiendo perdón, ofreciéndote explicaciones y un compromiso, no sólo de indemnizarte, sino de tener más cuidado en el futuro con lo que hace.
Te lo piensas.
Por un lado, desde el sábado y, en mayor o menor medida, has ido sintiendo miedo, dolor, rabia y una desazón que no te abandona y no crees que sólo porque haya un juicio y te indemnicen, eso vaya a desaparecer; además, lo de que te escuchen y se note más que les importas no suena mal.
Por otro lado, a ratos, piensas que el que tiene la nariz rota eres tú y que lo que el otro se merece es ir a la cárcel, que te pague y que te dejen en paz. Es posible que otra gente con la nariz rota necesite algo más, pero tú no.
Es lo bueno de la mediación; no hay elecciones incorrectas. Te dan más opciones; se complementa lo que ya sabemos que hay cuando te dan un puñetazo y tú decides.
En Logroño vamos a abrir en 2010, jueces, fiscales, abogados, psicólogos, Universidad y Gobierno de La Rioja, en el marco de un proyecto de la Unión Europea, esa ventana y, al final, lo que hayamos visto desde ella lo pondremos en común con expertos franceses y entusiastas italianos y búlgaros.
Las víctimas pueden decirnos cómo se van a sentir más restauradas y los infractores pueden beneficiarse de lo que ya existe (atenuante de reparación del daño, suspensiones de pena en infracciones no graves por su esfuerzo para reparar el daño causado, valoración de su conducta para obtener beneficios penitenciarios.) pero de una forma articulada, fomentada, orientada y controlada por profesionales.
Por un lado, la tradicional bonhomía, nobleza y arte de los riojanos de dar a las cosas la justa importancia que tienen; y, por otro lado, nuestro entusiasmo, invitan a creer que ésta puede ser una buena experiencia, en la que todos podamos, aprovechando que te han roto la nariz y eso ya está hecho, sacar lo mejor de cada uno para solventar el asunto.
Opinión de José Carlos Orga, publicado el 6 de Enero de 2010, en el sitio "La Rioja.com"
http://www.larioja.com/prensa/20100106/opinion/cultura-mediacion-20100106.html
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