Por Luis Miguel Díaz
Las creencias de dos filósofos presocráticos brindan un fundamento filosófico de la mediación. “No puedes bañarte dos veces en el mismo río” atribuido a Heráclito; y “El hombre es la medida de todas las cosas” atribuido a Protágoras.
Heráclito: No puedes bañarte dos veces en el mismo río
Heráclito (535- 484 A.C.) era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía), cerca de Mileto, cuna de la filosofía griega. Era de linaje distinguido. Se conoce muy poco sobre tu vida temprana y educación, pero se consideraba a sí mismo como autodidacta y pionero de la sabiduría. Debido a su estilo de vida solitario, y en mayor medida a los acertijos de su filosofía, se le llamó “El Oscuro” y “El filosofo llorón”.
Usaba prosa que lo predispuso a la oscuridad. Criticó opiniones convencionales y atacó la autoridad de los poetas y otras personas consideradas sabias. Muchos consideran a Heráclito como un precursor parcial del escepticismo.
Heráclito fue el filósofo del cambio eterno. A diferencia de los filósofos de su época cuyo campo de estudio era el principio del mundo material, Heráclito se enfocó en el ritmo interno de la naturaleza encargado de mover y regular a las cosas. Expresó la noción del cambio eterno en términos del flujo continuo del río que siempre se renueva a si mismo.
Una interpretación de la metáfora del rió cambiante es que todas las cosas están cambiando así que no las podemos encontrar dos veces.
Otra interpretación, mucho más sutil, es que ciertas cosas permanecen sólo si cambian. La contradicción está en el origen de todas las cosas. Si bien una parte del río fluye y cambia, hay otra, que es el cauce, relativamente permanente y que es la que guía el movimiento del agua. Una especie de la realidad material que perdura, existe en virtud del movimiento constante de su materia constituyente. Aquí la constancia y el cambio no son opuestos sino que están inextricablemente conectados.
Esta última interpretación del cambio dentro de lo que perdura podría aclarar nuestra comprensión del ser humano desde el nacimiento hasta la muerte. El flujo no aparece como la destrucción de la constancia; en vez, es una condición necesaria, el cambio y el conflicto como aspectos fundamentales que son normales y que constituyen la existencia humana de una persona.
Protágoras: El hombre es la medida de todas las cosas
Protágoras (490-420 A.C.) nació en Abdera, en la Antigua Grecia. Murió aproximadamente a los 70 años tras 40 años de práctica como sofista. Fue el primer sofista conocido que cobraba por enseñar retórica y temas relacionados. Su enseñanza era tan valorada que según Platón, las ganancias de Protágoras eran mayores a las combinadas del poeta Fidias y otros diez escultores.
Era muy conocido en Atenas y se volvió amigo de Pericles. Plutarco relató una historia en el que los dos pasaron un día entero discutiendo sobre un punto relevante de la responsabilidad legal que probablemente se relacionaba más con la pregunta filosófica de la causación. En una competencia atlética un hombre fue impactado accidentalmente por una jabalina y murió a causa de esto. ¿Su muerte debería ser atribuida a la jabalina, al hombre que la lanzó, o a las responsables de organizar la competencia?
La sociedad ateniense en la que vivía Protágoras era extremamente materialista y litigiosa. Era común que las rivalidades políticas y personales se sometieran a juicios en tribunales. Debido a que los atenienses tenían que argumentar sus causas directamente en los tribunales, era esencial que los ricos aprendieran a hablar elocuentemente para defender su propiedad. Una argumentación deficiente los exponía a perder sus riquezas en manos de charlatanes. Este sistema permitió que las enseñanzas de Protágoras fueran apreciadas y extremadamente valiosas. El elaboró con sus alumnos los distintos significados de las intenciones del orador y de sus palabras.
Protágoras era un maestro que trató temas relacionados con las virtudes y la vida política. “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son”, es su adagio más famoso.
Por consiguiente, las abstracciones como verdad y justicia son relativas al orador o receptor individual. Lo bueno y lo malo tan solo lo son en lo que aparentan ser bueno y malo para los individuos involucrados. Las leyes evolucionan de forma gradual por medio de acuerdos alcanzados en debates de asamblea democráticas y por eso pueden y son modificadas en los debates.
Para muchos atenienses conservadores las enseñanzas de Protágoras contenían consecuencias sociales peligrosas y las habilidades de oratoria que difundía promovían lo que para ciertos atenienses era injusticia e inmoralidad.
Las consecuencias del escepticismo de la iluminación sofista parecían lejos de ser benignas. Además, las técnicas de Protágoras fueron adoptadas por varios personajes astutos en generaciones posteriores dándole una mala reputación al sofismo por su astuta (pero engañosa) técnica verbal.
En respuesta a Protágoras y a sus colegas sofistas, Platón (427– 348 A.C.) y sus seguidores buscaron formas trascendentales de sabiduría que pudiera anclar el juicio moral.
Sistemas judiciales y Mediación
Si yuxtaponemos las enseñanzas de Heráclito y Protágoras con el sistema legal actual en el que un tercero decide el desenlace de un conflicto, y la mediación, en la que los involucrados deciden su conflicto; podemos hacer las siguientes observaciones:
Como un método de resolución de conflictos, los sistemas en donde una tercera persona decide el resultado de conflictos de otros, están sustentados en las premisas de que el mundo se compone de hechos y que existen valores universales (Enseñanzas de Platón y sus seguidores) Por consiguiente, los jueces y otras autoridades determinan la correcta aplicación de valores en casos concretos.
En otras palabras, las decisiones de los jueces y tribunales son interpretaciones de valores trascendentes (Contrario a la postura relativista de Protágoras) de hechos inmutables. (Contrario a la concepción del mundo como materia que fluye de Heráclito).
Por otro lado, la mediación es un sistema de resolución de conflictos alternativa sustentada en el entendimiento de que 1) Resolver conflictos personales no es mas que desenredar los puntos de vista personales de los involucrados (Protágoras) y 2) Todo cambia constantemente (Heráclito).
Dado al papel emergente de la mediación en la resolución de conflictos, uno podría preguntarse si estamos volviendo a los tiempos presocráticos.
¿Qué piensa Usted?
Heráclito: No puedes bañarte dos veces en el mismo río
Heráclito (535- 484 A.C.) era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía), cerca de Mileto, cuna de la filosofía griega. Era de linaje distinguido. Se conoce muy poco sobre tu vida temprana y educación, pero se consideraba a sí mismo como autodidacta y pionero de la sabiduría. Debido a su estilo de vida solitario, y en mayor medida a los acertijos de su filosofía, se le llamó “El Oscuro” y “El filosofo llorón”.
Usaba prosa que lo predispuso a la oscuridad. Criticó opiniones convencionales y atacó la autoridad de los poetas y otras personas consideradas sabias. Muchos consideran a Heráclito como un precursor parcial del escepticismo.
Heráclito fue el filósofo del cambio eterno. A diferencia de los filósofos de su época cuyo campo de estudio era el principio del mundo material, Heráclito se enfocó en el ritmo interno de la naturaleza encargado de mover y regular a las cosas. Expresó la noción del cambio eterno en términos del flujo continuo del río que siempre se renueva a si mismo.
Una interpretación de la metáfora del rió cambiante es que todas las cosas están cambiando así que no las podemos encontrar dos veces.
Otra interpretación, mucho más sutil, es que ciertas cosas permanecen sólo si cambian. La contradicción está en el origen de todas las cosas. Si bien una parte del río fluye y cambia, hay otra, que es el cauce, relativamente permanente y que es la que guía el movimiento del agua. Una especie de la realidad material que perdura, existe en virtud del movimiento constante de su materia constituyente. Aquí la constancia y el cambio no son opuestos sino que están inextricablemente conectados.
Esta última interpretación del cambio dentro de lo que perdura podría aclarar nuestra comprensión del ser humano desde el nacimiento hasta la muerte. El flujo no aparece como la destrucción de la constancia; en vez, es una condición necesaria, el cambio y el conflicto como aspectos fundamentales que son normales y que constituyen la existencia humana de una persona.
Protágoras: El hombre es la medida de todas las cosas
Protágoras (490-420 A.C.) nació en Abdera, en la Antigua Grecia. Murió aproximadamente a los 70 años tras 40 años de práctica como sofista. Fue el primer sofista conocido que cobraba por enseñar retórica y temas relacionados. Su enseñanza era tan valorada que según Platón, las ganancias de Protágoras eran mayores a las combinadas del poeta Fidias y otros diez escultores.
Era muy conocido en Atenas y se volvió amigo de Pericles. Plutarco relató una historia en el que los dos pasaron un día entero discutiendo sobre un punto relevante de la responsabilidad legal que probablemente se relacionaba más con la pregunta filosófica de la causación. En una competencia atlética un hombre fue impactado accidentalmente por una jabalina y murió a causa de esto. ¿Su muerte debería ser atribuida a la jabalina, al hombre que la lanzó, o a las responsables de organizar la competencia?
La sociedad ateniense en la que vivía Protágoras era extremamente materialista y litigiosa. Era común que las rivalidades políticas y personales se sometieran a juicios en tribunales. Debido a que los atenienses tenían que argumentar sus causas directamente en los tribunales, era esencial que los ricos aprendieran a hablar elocuentemente para defender su propiedad. Una argumentación deficiente los exponía a perder sus riquezas en manos de charlatanes. Este sistema permitió que las enseñanzas de Protágoras fueran apreciadas y extremadamente valiosas. El elaboró con sus alumnos los distintos significados de las intenciones del orador y de sus palabras.
Protágoras era un maestro que trató temas relacionados con las virtudes y la vida política. “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son”, es su adagio más famoso.
Por consiguiente, las abstracciones como verdad y justicia son relativas al orador o receptor individual. Lo bueno y lo malo tan solo lo son en lo que aparentan ser bueno y malo para los individuos involucrados. Las leyes evolucionan de forma gradual por medio de acuerdos alcanzados en debates de asamblea democráticas y por eso pueden y son modificadas en los debates.
Para muchos atenienses conservadores las enseñanzas de Protágoras contenían consecuencias sociales peligrosas y las habilidades de oratoria que difundía promovían lo que para ciertos atenienses era injusticia e inmoralidad.
Las consecuencias del escepticismo de la iluminación sofista parecían lejos de ser benignas. Además, las técnicas de Protágoras fueron adoptadas por varios personajes astutos en generaciones posteriores dándole una mala reputación al sofismo por su astuta (pero engañosa) técnica verbal.
En respuesta a Protágoras y a sus colegas sofistas, Platón (427– 348 A.C.) y sus seguidores buscaron formas trascendentales de sabiduría que pudiera anclar el juicio moral.
Sistemas judiciales y Mediación
Si yuxtaponemos las enseñanzas de Heráclito y Protágoras con el sistema legal actual en el que un tercero decide el desenlace de un conflicto, y la mediación, en la que los involucrados deciden su conflicto; podemos hacer las siguientes observaciones:
Como un método de resolución de conflictos, los sistemas en donde una tercera persona decide el resultado de conflictos de otros, están sustentados en las premisas de que el mundo se compone de hechos y que existen valores universales (Enseñanzas de Platón y sus seguidores) Por consiguiente, los jueces y otras autoridades determinan la correcta aplicación de valores en casos concretos.
En otras palabras, las decisiones de los jueces y tribunales son interpretaciones de valores trascendentes (Contrario a la postura relativista de Protágoras) de hechos inmutables. (Contrario a la concepción del mundo como materia que fluye de Heráclito).
Por otro lado, la mediación es un sistema de resolución de conflictos alternativa sustentada en el entendimiento de que 1) Resolver conflictos personales no es mas que desenredar los puntos de vista personales de los involucrados (Protágoras) y 2) Todo cambia constantemente (Heráclito).
Dado al papel emergente de la mediación en la resolución de conflictos, uno podría preguntarse si estamos volviendo a los tiempos presocráticos.
¿Qué piensa Usted?
Luis Miguel Díaz. Creyente en el diálogo para la solución pacífica de controversias y desconfiado del lenguaje, las reglas y las autoridades, incluyendo la propia. Doctor en Ciencias Jurídicas y Maestro en Derecho Internacional de la Universidad de Harvard. Abogado de la UNAM. Autor de 16 libros y más de 100 artículos. Presidente del Centro Interdisciplinario para el Manejo de Conflictos, A.C. lmd@solucionegociada.com
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