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866. “Vivimos en una Cultura donde no se dialoga”.

Sevilla, España. La figura del mediador, ya sea familiar, vecinal o de cualquier otra índole, ha adquirido una notable importancia en los últimos años debido a la «cultura del conflicto», que se ha instalado en la sociedad.
Así lo confirmaba ayer Javier Alés Solís, profesor del Departamento de Derecho Público de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), director del Máster en Mediación de la UPO y especialista en Mediación Familiar, durante el seminario sobre mediación en conflictos que se está impartiendo en los cursos de verano de la UPO en Carmona.
Alés explica claramente la tendencia: «Vivimos en una cultura del conflicto en la que, cuando las personas tienen un problema, acuden a denunciar y no a dialogar». Esta transformación de las conductas sociales ha generado la necesidad del mediador profesional, para el que reclama «un grado universitario específico», así como la integración de la mediación en el sistema educativo para inculcar desde la infancia «la resolución de los trapos sucios en casa, evitando sacar los problemas y judicializar el conflicto».
Además de la profesionalización de la figura del mediador, las leyes también evolucionan. En este sentido, Alés destacó el proyecto de ley que se viene desarrollando en torno a la mediación y el arbitraje en España, y que reconocerá los acuerdos celebrados en mediación como ya juzgados sin necesidad de revisarlos en los tribunales.
El trabajo que se realiza en Sevilla en tema de mediación está siendo de sobresaliente. De hecho, el Máster de Mediación de la UPO y la Asociación Andaluza de Mediación Familiar han sido reconocidos con el título honorífico «Embajador de la Paz argentina», otorgado por la Fundación Cereco Embajada por la Paz. «Es un reconocimiento a estos nueve años de trabajo por la paz», que premia a la ciudad de Sevilla. Este título no supone un punto final, sino un impulso para seguir abordando los problemas. Ahora se centran en la integración del colectivo gitano e inmigrante.

Reducir la litigiosidad, tarea de todos


Mundo Mediación
Crisis de la Justicia
Cultura de Litigio
Métodos Alternos de Solución de Controversias

Por Francisco Real
La grave situación que atraviesa la justicia es de sobra conocida. A la endémica falta de medios, de presupuesto, de consideración por parte de los poderes públicos, se ha sumado un aluvión de pleitos, favorecido en parte por diversas reformas legislativas pero también, en gran medida, por la crisis. Esta avalancha de litigios está saturando un sistema (desbordado por la acumulación de trabajo de años precedentes) y motiva el que algunos colectivos que nutren este servicio digan «basta».
El Decanato de los Juzgados de Valencia debatió en octubre entre los decanos de los jueces de toda España una ponencia que será presentada ante el CGPJ, con propuestas para reducir la litigiosidad y donde se denuncia tanto la deficiencia de los medios que acusa nuestro sistema, que no se verá apenas aliviado por el plan de modernización que está acometiendo el Ministerio, como la excesiva recurrencia al pleito por parte de la ciudadanía. Plantean los jueces que esta judicialización de la vida cotidiana está motivada no sólo por el hipergarantismo de nuestro sistema jurídico, sino también por el escaso coste que para el litigante entraña el pleito (en ausencia de las tasas judiciales en determinados ámbitos, como el penal o el contencioso-administrativo) y, muy especialmente, por la escasa cultura del «acuerdo» existente en nuestro país. En su escrito, los jueces piden una Ley de Mediación y exigen que determinados asuntos menores sean resueltos de forma obligatoria por la vía del arbitraje, para poder ocuparse de los que verdaderamente necesitan veredicto judicial y los recursos previstos por el sistema.
Los abogados hemos estado siempre convencidos, y en ello venimos trabajando, de que la mayoría de pleitos menores pueden evitarse aplicando mecanismos de resolución extrajudicial de conflictos, esto es, utilizando las vías de la mediación, el arbitraje y la conciliación. Coincidimos con los jueces en que concienciar a la ciudadanía de que estas vías existen y de que les ofrecen las mismas o mayores garantías que una sentencia judicial exige por parte de todos los poderes públicos y agentes sociales un esfuerzo, para instalar en nuestra sociedad una cultura de la negociación que permita aliviar la sobrecarga judicial. Es precisamente el escaso conocimiento de estos métodos, muy extendidos en países como el Reino Unido, lo que impulsa al ciudadano a acudir al juzgado.
Por desgracia, la sociedad desconoce que, para determinados asuntos, estas vías son las idóneas. La mediación es eficaz en conflictos familiares (donde la judicialización implica un agravamiento del problema en no pocos casos), en asuntos penales menores o en los juicios de faltas. Por otra parte, el arbitraje es especialmente adecuado en conflictos mercantiles, en pugnas por arrendamientos o en el ámbito laboral.
Es imprescindible que no sólo los profesionales de la justicia, concienciados con esta cuestión, sino el legislador y los poderes públicos caigan en la cuenta de que no es necesario que los ciudadanos comprometan su tiempo y su dinero en pleitos interminables que no siempre acaban siendo justos. Deben fomentar la cultura de la negociación y del acuerdo previo. La cultura de que el pleito es el último peldaño en una larga escalera de posibilidades de solución.
Positiva la reflexión de los jueces en este sentido. Para aportar su grano de arena, el Ilustre Colegio de Abogados de Valencia ha sido una de las instituciones pioneras en nuestro país en la formación abogados mediadores y árbitros, con el objetivo de ofrecer todas las garantías jurídicas a los ciudadanos y empresas que deciden resolver sus conflictos de una forma pacífica, eficaz y duradera. También ha sido pionero en albergar instituciones encargadas de aplicar estos métodos. Los abogados creemos firmemente en la necesidad de instalar en nuestro sistema judicial la cultura de la mediación y del arbitraje. Creemos, y compartimos con los jueces, que este cometido es tarea de todos.
Artículo de Francisco Real, decano del Colegio de Abogados de Valencia, Espana, publicado el 30 de Marzo de 2010 en el sitio "abc.es"
http://www.abc.es/20100330/valencia-valencia/reducir-litigiosidad-tarea-todos-20100330.html

Cultura del Litigio sigue “ganando” en España


-Notas de Mediación-
-Cultura de Conflicto-

El año pasado ingresaron en los juzgados y tribunales de España 8.343.688 asuntos de todo tipo, una media diaria de 22.859. La cifra no para de aumentar -hace una década fueron 6.081.675- y refleja que los españoles pleitean, en vez de llegar a un acuerdo sobre sus desavenencias, y que resuelva un juez.


La alternativa de la mediación como fórmula de resolver conflictos tiene una aplicación simbólica. Tanto, que ni siquiera existe una legislación que la regule para evitar los pleitos civiles, mercantiles, de familia e incluso en delitos menores en el ámbito penal.

El Consejo General del Poder Judicial anunció hace unos días su deseo de crear un servicio de mediación entre empresas y acreedores para acabar con el colapso de los juzgados mercantiles. Es la primera iniciativa decidida en ese aspecto porque la última vez que se requirió al Gobierno para legislar sobre mediación fue en la reforma del Código Civil de 2005 y quedó en papel mojado. Por el contrario, 10 comunidades autónomas han legislado sobre esta materia desde 2001. La primera fue Cataluña y la última, el País Vasco.

"En España hemos puesto al juez en el centro de todos nuestros conflictos. Se ha asimilado la justicia a los jueces y no es así. Debería ser la última solución y aplicarse sólo si fallan otras fórmulas, como la mediación, el arbitraje o la conciliación", explica Lorenzo Prats, catedrático de Derecho Civil de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Experiencia piloto

Las leyes elaboradas en los últimos años nunca han favorecido la mediación, a diferencia de lo que ocurre en otros países. En Francia, por ejemplo, la mediación es obligatoria en los procesos de separación. En España es voluntaria y queda a criterio del juez. En 2006, seis juzgados de familia iniciaron una experiencia piloto para enviar a mediación a las parejas separadas. La estadística demuestra que el 70% de las que acuden acaban con acuerdo, explica Isabel Tomás, titular del Juzgado de Primera Instancia 18 de Barcelona.

"En ocasiones la mediación sirve para que la pareja mejore unas maltrechas relaciones, que no es poco", añade Margarita Pérez-Salazar, del Juzgado de Primera Instancia 3 de Pamplona. Prácticamente nadie cuestiona los efectos beneficiosos de la mediación, pero pese a ello, es la propia ley la que, en ocasiones, impide el acuerdo entre las partes. Ocurre con el artículo 44.5 de la Ley contra la Violencia de Género, en la que se prohíbe expresamente la mediación, por lo que el proceso penal no se puede detener una vez iniciado.

En cuestiones de familia existe una tendencia cada vez más extendida entre los jueces de optar por esa vía, hasta el punto de que tres de aquellos magistrados pioneros han redactado un protocolo sobre cómo actuar. "En muchas ocasiones, tras la sentencia de divorcio empieza el verdadero pleito en familia por las desavenencias continuas", explica Emiliano Martín, jefe del departamento de familia del Ayuntamiento de Madrid.

"Los poderes públicos deben ofrecer alternativas para evitar la judicialización y poner medios para ello", explica Prats, que recuerda el ejemplo del Centro de Mediación Familiar de Cataluña. En 2005 recibió 495 solicitudes de mediación, y en lo que va de este año ya han sido 1.754, de las que 728 han sido derivadas por los jueces.
En la ciudad de Madrid, los centros municipales de apoyo a la familia, de los que depende el servicio de mediación, han atendido este año 525 peticiones de mediación, 200 de ellas derivadas por los jueces. En todo el año 2007 fueron 565.

"Hay que estar en un juzgado de familia para ver hasta qué punto puede litigar una pareja después de separarse", explica Pérez-Salazar. A su juzgado han llegado pleitos muy dispares por disputas de progenitores para decidir si un niño tenía que hacer la primera comunión y qué traje debía vestir o si cuando el padre vaya a buscarlo es él quien ha de subir a la vivienda o ha de bajar el hijo.

La magistrada de Barcelona Isabel Tomás corrobora la singularidad de algunas peticiones y recuerda la de unos padres que pleitearon sobre si su hija adolescente podía colocarse o no un piercing. "Son cuestiones que afectan a la patria potestad y, como no hay acuerdo, debe resolver el juez", explica. El caso acabó en mediación.

“Los juzgados se colapsan por falta de Mediación.”


La mediadora Purificación Vargas dice que impera la cultura del litigio por cualquier cosa.

Europa Press. La abogada y mediadora Purificación Vargas, que ejerce en Córdoba como experta en mediación familiar, lamentó ayer que, de modo general, los abogados y el resto de ciudadanos "acuden a los juzgados con demasiada facilitad, con el consiguiente coste económico y emocional para los litigantes, que colapsan los juzgados, y ello porque falta cultura de la mediación". Vargas, quien la pasada semana participó en una mesa redonda en el Colegio de Abogados de Córdoba sobre El papel de la Abogacía en los distintos procedimientos judiciales en los que es posible la mediación, explicó que "el problema radica en que impera la cultura del litigio, la de acudir el juzgado, en muchas ocasiones por cuestiones sin sentido, porque no hay costumbre de solventar los litigios con la mediación, evitando así los tribunales y obteniendo como resultado un acuerdo que, eso sí, las partes están obligadas a acatar". Tal situación, según subrayó la mediadora, "no deja de ser extraña, porque la mediación se viene practicando en España desde hace 16 años, aunque ahora se esté empezando a conocer más su existencia, a raíz de la regulación que se está haciendo de este procedimiento. Vargas asegura que "no es la panacea", pero en muchos casos ofrece soluciones con consecuencias no tan duras como las resultantes de enfrentarse en un juicio. Sin embargo, "a pesar de las evidentes ventajas económicas y el menor coste emocional", esto no llega al ciudadano, y ello incluso cuando "se dispone ya de una reciente directiva de la Unión Europea, en la que se aconseja la implantación de la mediación en todos los ámbitos judiciales". La abogada aclaró que "todavía hay que trasponer dicha directiva a la normativa española, concluyendo el plazo en 2011".
Nota Publicada en el sitio del Diario español “El día de Cordoba”, el 23 de Noviembre de 2008. http://www.eldiadecordoba.com/

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Mediación Monterrey. Por una regia y pacífica solución. Creador/Coordinador: José Benito Pérez Sauceda. Mediación Monterrey desde 2008.

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