"Cuando hay amor en el matrimonio [o amor propio], hay
armonía en el hogar; cuando hay armonía en el hogar, hay satisfacción en la comunidad;
cuando hay satisfacción en la comunidad, hay prosperidad en la nación; cuando
hay prosperidad en la nación, hay paz en el mundo"
-Proverbio Chino
"La familia es la base de la sociedad" [1]. Cuántas veces hemos escuchado en el discurso político esta
gran verdad? Sin embargo, es cruelmente reduccionista en el análisis, poner la
paz, la estabilidad y la prosperidad de la sociedad bajo la responsabilidad
absoluta de la familia, en especial con las transformaciones que esta ha
experimentado ante los retos de la sociedad contemporánea. Si bien es cierto
que es en la familia donde deben proveerse las primeras condiciones idóneas
para transformar a la niñez en una ciudadanía crítica, participativa y
responsable, la configuración y condiciones de la sociedad y en general del
Estado en materia económica, política y social influyen positiva y
negativamente en el desempeño de la familia. Es así, que la sociedad es un
reflejo de lo que ocurre al interior de la familia, al mismo tiempo que las
dinámicas familiares reflejan, producen y reproducen a la sociedad en la que se
desarrollan.
Este análisis en el que la "parte" [ex. la
familia] forma al "todo" [ex. la sociedad] al mismo tiempo que el
"todo" está contenido en la "parte" proviene de un
principio básico del pensamiento complejo desarrollado por Edgar Morin en su
obra El Conocimiento del Conocimiento, tercer tomo de El Método (Morin, 1986).
El principio holográfico nos dice que es imposible conocer el todo [lo macro]
sin conocer sus partes [lo micro], e imposible también conocer las partes sin
considerar el todo. Así como biológicamente cada célula del ser humano contiene
el ADN, a nivel sociológico, cada persona es parte de la sociedad, a su vez que
ésta es parte de cada persona [2]. Entones, el holograma está formado por
puntos que contienen cada uno el objeto representado completo o casi completo.
Por lo anterior, es imposible hablar de paz sin considerar la contribución de
ambas esferas; la familia y la sociedad en una relación sinérgica y dialógica.
Para dar a la familia las herramientas para construir una
cultura de paz, es prioritario comprender la cosmovisión de la familia actual,
de dónde proviene ésta y su actuar en consecuencia. También urgente es
reconocer las dinámicas y retos en la sociedad de hoy que han impregnado a la
familia de altas tazas de violencia, desintegración y disfuncionalidad. Aunque
el presente tema requiere un análisis más profundo y extenso, para motivos de
este foro, limitaré el presente escrito a definir los tres tipos de familias
[la familia basada en el poder y la autoridad, la familia basada en la
identidad o la competencia y la familia basada en la unidad y la paz] que
existen de acuerdo al director del Instituto Internacional de Educación para la
Paz en Canadá; el doctor H.B. Danesh (H.B. Danesh and Azin Naseri 2017) [3], cómo éstas reflejan el contexto social, a su vez que influencian dicho
contexto. En la conclusión se mencionarán los requisitos básicos para que la
relación dialógica entre familia y sociedad sea productiva y regeneradora del
tejido social para la construcción de la paz.
La Familia basada en el poder es aquella en la que predomina
el deseo de dominación para hacer frente a las inseguridades de la vida. Este
tipo de familia es la antítesis a la unidad. Siendo la unidad un requisito para
la paz, esta familia no puede construir la paz. Sus relaciones se basan en el
miedo, la fuerza y la violencia. Son eco de una sociedad y una política de
estado que impone la ley y el orden, violando los derechos humanos fundamentales
en aras de "garantizar la seguridad" mientras se da una distribución
inequitativa de la riqueza, la libertad y las opciones de desarrollo. El amor
en la familia y las oportunidades en la sociedad se condiciona a cambio de
conformidad y obediencia ciega. Los padres buscan controlar a sus hijos y el
Estado a sus ciudadanos cooptando y desalentando su creatividad, haciéndolos
conformistas, faltos de pensamiento crítico, motivando la agresividad, y la
carencia de estima y confianza en sí mismos y el mundo. Bajo esta óptica, no es
tan difícil entender la cifra de 66.1% de mujeres mayores de 15 años que han
enfrentado violencia intrafamiliar en México tan solo en el 2017 según el INEGI
[4]. En el caso de Nuevo León, el delito de violencia intrafamiliar es el de
mayor incidencia y constituye un tercio de todos los delitos denunciados en el
estado (Carlos Emilio Arenas Batiz, presidente del Tribunal Superior de
Justicia) [5]. Por su parte la UNICEF en el 2013 estimó que en México el 62% de
los niños y las niñas han sufrido de maltratos en su vida, convirtiéndolo en el
sexto lugar en Latinoamérica por su alto número de homicidios de menores de
edad [6].
La familia basada en la identidad es eco de una política de
Estado basada en la competencia entre partidos e instituciones dando paso a una
muy incipiente democracia forjada en el conflicto entre adversarios. La
aparente justicia y equidad se administra solo entre los "clientes"
del sistema. En la familia, así como en la sociedad, los deseos, intereses y
comodidad de los miembros a nivel individual se ponen por encima del bienestar
colectivo. En esta sociedad individualista y excluyente, así como en las
familias que la constituyen, predominan ciudadanos egoístas, intolerantes e
indisciplinados que evitan el dolor a toda costa y buscan la gratificación
inmediata de sus deseos o de lo contrario, recurren a la violencia. No es
casualidad que en estas sociedades transitando del autoritarismo a la
competencia, durante los últimos 15 años el INEGI haya reportado un aumento del
136% en la cantidad de divorcios en México [7]. Por tanto, ni la familia ni la
sociedad basada en la autoridad, así como tampoco aquellas basadas en la
identidad pueden producir paz.
Necesarias para construir una cultura de paz restableciendo
el tejido social, y subsanando los retos económicos y sociales contemporáneos,
son la familia y la sociedad basadas en la unidad en un contexto de diversidad,
de libertad y de cooperación. En este tipo de familia y contexto social
prevalece la equidad de género, un medio ambiente seguro promotor de
autodisciplina, de confianza, y de orden, pero también de flexibilidad. Se
impulsa el desarrollo de cada persona para pensar críticamente, actuar con compasión
y generosidad a la vez que se les ayuda a descubrir y desarrollar sus talentos
e intereses. Bajo esta cosmovisión, la justicia se experimenta en todos
niveles: intrapersonal, interpersonal, institucional, internacional y global
mientras que el poder se transforma en un atributo compartido por todos los
miembros de la familia y de la sociedad acorde a sus habilidades,
responsabilidades y necesidades.
Es así, que construir una cultura de paz será imposible
mientras prevalezcan las condiciones de injusticia social e inequidad, ya que
la unidad, la verdad, la equidad y la justicia son requisitos para crear
ambientes libres de violencia en los que se respeten los derechos humanos y se
canjeen los intereses individuales por el bien colectivo. Un Estado de derecho
que garantice el desarrollo pleno del ser humano a través de la equidad en la
impartición de la justicia, la igualdad de oportunidades para todos, el
abatimiento de la pobreza, el combate a la corrupción e impunidad, y una
distribución más equitativa de la riqueza son básicos para transformar la
realidad actual de violencia familiar y social. Será también necesario el
empoderamiento de un trabajo multilateral, sinérgico y coordinado de diversos
actores (familias, sociedad civil, organizaciones gubernamentales y no
gubernamentales, sociedad internacional, gobierno, instituciones educativas,
medios de comunicación, iglesia, e iniciativa privada) para llevar a la
realidad un fin común como es la práctica diaria de la paz.
Notas
[1] La declaración Universal de los Derechos Humanos,
proclamada por las Naciones Unidas en 1948 en su artículo 16 inciso 3 describe
a la familia como “la unión natural y fundamental de la sociedad”
http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/ consultada el 27 de
octubre, 2018.
[2] Morin, Edgar. Pour une réforme de la pensée, ifrance, En
ligne [http://college
heraclite.ifrance.com/documents/r_actuels/em_reforme.htm],
consultado el 27 de octubre, 2018.
[3] H.B.
Danesh and Azin Nasseri. The Unity-Based Family. An Empirical Study of Healthy
Marriage, Family and Parenting. Cambridge Scholars Publishing. 2017.
[4] Instituto Nacional de Estadistica y Geografia INEGI.
http://www.inegi.org.mx/ Consultado el 27 de octubre, 2018,
[5] Milenio. (2016) "Violencia Intrafamiliar, el delito
más cometido en Nuevo León"
http://www.milenio.com/estados/violencia-intrafamiliar-el-delito-mas-cometido-en-nl.
Consultado el 11 de noviembre, 2018.
[6] Forbes México, 2013. México: 6 de cada 10 niños sufren
maltrato infantil
https://www.forbes.com.mx/violencia-infantil-la-otra-cara-de-mexico/ Consultado
el 11 de noviembre de 2018.
[7] Instituto Nacional de Estadistica y Geografia http://www.inegi.org.mx/ Consultado el 27 de
octubre, 2018.
Narcedalia Lozano Garza. Fundadora de La Paz comienza con los Niños A.C. Candidata a Doctora en Ciencias Políticas por la Universidad de McGill.
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