Madrid,
España. La sociedad está consternada por los distintos hechos violentos que sucedieron en Palestina e Israel.
Sobre
el origen del conflicto entre Israel y Palestina, se ha escrito mucho y hay
diversas versiones acerca del mismo. Para algunos el origen de este conflicto
remonta al período colonial y al surgimiento de movimientos nacionalistas en
Europa y Oriente Medio. A finales del siglo XIX, en las provincias árabes del
Imperio Otomano surgieron movimientos nacionalistas que tenían como objetivo
reivindicar la autodeterminación de la población autóctona y la identidad
árabe, mientras que en Europa se articuló el movimiento nacionalista llamado
sionismo, el cual apoya la creación de una entidad estatal para los judíos de
todo el mundo. A pesar de ser un movimiento laico, el sionismo vio en Palestina
un lugar ideal para constituir su proyecto nacional, el judaísmo, propiciando
así, la instalación de judíos europeos en este territorio bajo administración
Otomana, dicha inmigración va en aumento bajo el mandato británico entre 1920 y
1948 (el sistema de mandatos es estable para las colonias derrotadas en la
segunda guerra mundial).
Los
dos ideales nacionales, el árabe-palestino y el sionista, se confrontaron
cuando la comunidad judía inmigrante comenzó a tomar el control territorial,
creando instituciones propias y prácticas distintas respecto a los árabes. Poco
a poco la violencia en esos años fue aumentando y tras la segunda guerra
mundial, las Naciones Unidas propone formalmente (resolución 181, del 29 de
noviembre 1947) partición de Palestina, bajo protectorado británico, en dos
Estados, uno judío y otro árabe. Esta propuesta fue rechazada por los árabes,
ya que desde su perspectiva legalizaba a las colonias sionistas, mientras que en
1948 la comunidad judía si acepta la creación del Estado de Israel, lo que
desencadenó que los vecinos árabes se sumaran al movimiento palestino, mientras
el Estado Judío también buscó aliados y desde esas fechas, de manera
intermitente ha estado más acentuado el conflicto palestino-israelita, hasta la
actualidad.
El
costo de los conflictos para estas dos comunidades, la judía y la árabe-palestina,
ha sido muy alto por la gran pérdida de vidas humanas. La oficina de las
Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (UNOCHA) ofrece
datos de periodos más concretos: entre los años 2000 – 2007 perdieron la vida
6000 palestinos y entre diciembre de 2007 y enero de 2008 murieron 1500
personas a consecuencia de los ataques israelíes que azotaron Gaza, esto sin
contar el número de refugiados que han perdido la vida y de los cuales no se
tienen datos precisos.
Con
relación al coste del conflicto para Israel, según los datos de Strategic
Foresight Group, 25. 000 israelíes (en su mayoría soldados) han perdido la vida
desde el inicio del conflicto hasta 2009 y la cifra se va incrementando con los
años. Sobran las razones para preocuparnos.
¿Qué hacer ante el conflicto
armado entre israelitas y palestinos?
Los
conflictos armados son complejos. Por eso no basta la diplomacia internacional
tradicional que realizan los gobiernos para ayudar a las partes a negociar la
paz.
La
magnitud del conflicto armado y sus fatales consecuencias por la pérdida de
vidas humanas, destrucción de infraestructura, desplazados, refugiados,
inestabilidad política, ruina económica de los países en guerra, inversión en
adquisición de armas en desmedro de los recursos necesarios para atender las
necesidades colectivas, entre otras fatales consecuencia, obliga a convocar la
presencia masiva de la población y sus organizaciones, no para tomar partido a
favor o en contra, sino para promover la paz entre los sectores enfrentados
Esta
participación masiva de la población, al margen de lo que puedan hacer los
gobiernos, es una variante de la mediación, apropiada
para usar en conflictos armados, se la conoce como “multi-track Diplomacy” o
“Diplomacia Paralela” o “Diplomacia Ciudadana”, que con algunos
matices diferenciales, implica la participación, no solo de gobiernos, sino
también de ciudadanos y organizaciones no gubernamentales, que sin previo
acuerdo con los gobiernos o grupos en conflicto armado, ni haber sido
designados previamente como mediadores o negociadores, intervienen
voluntariamente para opinar, escribir, manifestar públicamente, recomendar,
hacer propuestas, procurar mayor involucramiento de la sociedad, para lograr la
atención de las partes en conflictos y la mayor atención de la población, con
el sano propósito de motivar a las partes para que no abandonen las
negociaciones para lograr la paz.
Estos
mediadores voluntarios, no ejercen cargos de representación gubernamental, ni
son designados oficialmente por las partes en conflicto, no suelen estar
presentes en las mesas de negociaciones, aunque pueden ser consultados, según
la confianza que merezcan de las partes.
Los mediadores multi-track o
diplomáticos paralelos o diplomáticos ciudadanos, son ciudadanos u organizaciones,
que actúan por su propia cuenta, sin concierto con la diplomacia de los países
ni con las partes en conflicto, que asumen mayores
riesgos que los Estados porque no comprometen la neutralidad o soberanía de sus
respectivos países, suelen proceder de movimientos sociales a favor de los
derechos humanos, del mundo académico, estudiantil, gremial, iglesias,
artistas, medios de comunicación, entre otros, cuyo propósitos es procurar la
paz entre los países en conflicto y sensibilizar a la sociedad para no
permanecer indiferentes ante los problemas colectivas contrarios a los derechos
humanos y a los derechos humanitarios en contextos bélicos.
Mary
Anderson y Lara Olson opinan que la eficacia de esta diplomacia ciudadana es
posible cuando propicia iniciativas de paz, reformas políticas, deslegitimación
de la violencia para abordar diferencias y aumenta la seguridad de la
población.
Es
requisito importante que estos mediadores se ganen la confianza de las partes
en conflicto, para ser tomados en cuenta y que eventualmente sean consideradas
sus propuestas, por tanto no deben hacer lobby a favor de una de las partes
porque al perder la neutralidad, pierden credibilidad y confianza.
Es la invitación que hago:
asumir roles de mediación multi-track o diplomacia paralela o diplomacia
ciudadana para apoyar los procesos de negociación a favor de la paz en el
contexto Israelí-Palestina. Son seres humanos los
unos y los otros que merecen nuestra atención y ayuda. Aprender a convivir para
apoyar todo cuanto sea natural a la protección de los derechos humanos y
humanitarios, con neutralidad, sin juzgar ni criticar, sin clasificar entre
buenos y los malos y sin tomar partido, es una permanente asignatura que
necesitamos aprobar para convivir en paz. Para lograrlo necesitamos
adiestramiento como diplomáticos paralelos o multi-track, articulados o no con
los gobiernos y sin requerir designación formal. Es mi propuesta.
María
Alejandra Ramírez Cuenca. Consultora experta en negociación internacional,
mediación mercantil y organizacional. Especialista en mercados internacionales
(China, EE.UU. y Venezuela) Presidenta de ADR Global Group y miembro del Comité
de Dirección del Foro Mundial de Mediación.
María Alejandra Ramírez
Cuenca. Diario Jurídico.com 28/11/2012
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