Como si de
una iniciación se tratase, dos justiciables y un experto en el “rito”, se
reúnen en un lugar y a una hora determinada para llevar a cabo una ceremonia,
una búsqueda, una transformación.
El sitio de
reunión no es cualquiera, en él, predominan los colores neutros, claros y
blancos.
Se propicia
una atmosfera que invita a la reflexión, a la pacificación, al encuentro
consigo mismo y con los demás.
En medio de
la mesa circular que los divide, un tercero fungirá como el fiel de una balanza
que no se inclinará hacía ninguna de las partes.
Si
observáramos desde las alturas, apreciaríamos una sala (que regularmente es
cuadrada), una triada de personas formando un triángulo y en medio de ellos,
una mesa en forma de círculo.
Estamos
ante la búsqueda de la verdad, de la justicia, de la luz para percibir algo que
no es evidente. Estamos ante un encuentro mágico, el proceso de Mediación.
El acto es
iniciado por quien se encuentra en medio y llevará el control del
procedimiento.
Pronuncia
un discurso en el que se informa a las partes del viaje que realizarán,
marcando pautas que invocan a la cordialidad y honran a la tolerancia en busca
de la verdad, a la luz de la razón.
Los
justiciables expresan dos verdades sobre un mismo asunto, como si fueran
dimensiones distintas, como si fueran anversos de una misma moneda
Cada parte,
segura de su experiencia, de lo que vivió y experimentó, nos describen un
tránsito duro, como el de un buque que no ha llegado a buen puerto, por motivo
de mal tiempo.
La
oscuridad era amenazante, como el incierto destino. No había luz tan potente
que pudiera penetrarla, ni capitán tan experto que pudiera anticipar lo que
venía.
Todo era
negro como si estuviéramos en un gran vacío. Como cuando un velo nos cubre los
ojos.
El viento
aullaba, mientras el cielo parecía arder con el destello de los rayos.
Entonces, dos grandes tormentas chocan en el campo del radar circular.
Son fuerzas
aparentemente opuestas, como el invierno y el verano, el derecho y el
izquierdo, el arriba y abajo. Pero toda esa danza es llevada de la mano del
fiel de la balanza, emulando al director
de una orquesta sinfónica.
Sus palabras
son suaves pero decididas, son firmes y coherentes. Su actuar es preciso y
calculado. Es así como el Mediador se hace presente.
Se
convierte en un faro que muestra luz a los navíos perdidos en medio de la
tormenta. Entienden que no están solos. En la oscuridad, el faro Ilumina como
una esperanza.
La nueva
narrativa se convierte en la llave maestra que abre nuevas puertas, incluso
algunas que desconocíamos.
Recorremos
habitaciones en las que nunca habíamos estado, exploramos posibilidades que ni
siquiera podíamos sospechar.
El Mediador
es un descubridor que guía a los justiciables hacia nuevos continentes, pero
son las partes quienes navegan hacia ese puerto.
Es un
camino que solo ellos pueden y deben recorrer.
La tierra
nueva estará llena de sorpresas, les esperan cosas que jamás habían visto, oído
o probado.
Les hará
entender la vida de una manera diferente.
Mediante
sus propias propuestas, los justiciables han encontrado un continente que no
era del que partieron. Es algo no conocido, como un elemento nuevo de la tabla
periódica.
¿Qué Magia
es esta que les ha dado vida nueva?
Una en la
que no se sienten amenazados por la existencia del otro.
En la que
pueden ser compatibles y beneficiarse del trabajo en conjunto.
¿Qué
alquimia es esta que ha vuelto la piedra en oro?
¿Es locura?
¿Es ciencia?
¿O Acaso la
piedra sigue siendo y sólo notan un distinto brillo?
¿O
realmente siempre fue oro y no lograron percibirlo?
Las
palabras pronunciadas derribaron muros, construyeron puentes, levantaron pastos
donde había desiertos.
Abrieron
mares, haciendo un camino que las partes pueden andarlo juntos.
Como si de
un universo nuevo se tratase, nace un acuerdo. Es una nueva realidad que se
seguirá expandiendo, si ellos así lo quieren y en la que podrán explorar nuevos
horizontes.
La
revelación se ha dado. La transformación ha concluido.
El Mediador
ha propiciado equilibrio. El fiel marca la armonía de las cosas.
Las partes
han encontrado la verdad que buscaban. La venda ha sido retirada de sus ojos.
Abandonan
el lugar habiendo develado el misterio.
La
perspectiva de los involucrados nunca será la misma.
Y cada que
enfrenten una nueva tormenta, recordarán el camino que la luz de aquel faro les
mostró para llegar a buen puerto.
José Benito
Pérez Sauceda. Doctor en Derecho. Creador-Coordinador de los sitios: “Mediación
Monterrey” y "Cultura de Paz y No Violencia Monterrey". josebenitoperezsauceda@hotmail.com