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810. Mediación y Libertad

 
Taller de Mediación
"Mediación y Libertad"
Emilio Rodríguez Rodríguez
“El hombre no vive,
sino que dirige su vida”
- Arnold Gehlen
El proceso de mediación se rige bajo el principio de voluntariedad de las partes, es decir que las partes involucradas estén de acuerdo en participar en dicho proceso, ejerciendo con ello su libertad entendida como una elección de responsabilidad. Libertad no es elegir lo que a uno se le antoja. Allí quizá comienza la libertad. Pero se realiza cuando uno se hace responsable de eso que ha elegido. Puede el hombre, incluso reconocer que se ha equivocado, que obró mal, que hubo un error. Éste es el segundo momento el de la responsabilidad y el de la rectificación, cualquiera que sea.1 De acuerdo a Raúl Gutiérrez Sáenz en su libro Introducción a la Filosofía clasifica la libertad en: libertad-de y libertad-para. Libertad-de significa libertad de obstáculos de vínculos o de restricciones, sean éstos de orden físico o de orden moral. Por lo tanto, podemos distinguir dos tipos de libertad-de: en el orden físico o externo y en el orden Psíquico. Libertad-para significa libertad para alcanzar un objetivo, realizar un valor alcanzar una meta. Este tipo de libertad es de tipo interno, reside en la voluntad y es mucho más valiosa que libertad-de. Las partes que acuden al proceso de mediación bajo el supuesto de libertad-para tienen mucho más posibilidades de arribar a un acuerdo debido a que quien practica la libertad-para tienden a poseer un potencial más decidido, firme y seguro. Esto es, internamente en el individuo se vuelve más capaz de captar y apreciar los valores y, por tanto cada vez es más apto para decidirse a favor de ellos y realizarlos con mayor facilidad.
La libertad se ejerce durante todo el proceso de mediación, pero se ejerce particularmente en las etapas de generación y evaluación de opciones, etapas en que las partes aportan posibles soluciones al conflicto cuanto más conocimiento tengan las partes en cuanto a la problemática, más posibilidades tendrán de resolverlo. La ignorancia es un obstáculo de la libertad y consiste en ausencia de conocimientos. Es un obstáculo a la libertad porque para elegir algo es preciso conocer.2 Gutiérrez Sáenz define un como ignorancia culpable: Cuando no se sabe lo que se debería saber (ignorancia positiva) por ejemplo: el mediador que no sabe utilizar las técnicas y habilidades de comunicación debido a su falta de estudio en la materia, y la ignorancia negativa: Consiste en no saber lo que no sería necesario saber. (no culpable) por ejemplo: el mediador no está obligado a conocer sobre medicina, es ignorancia, pero ignorancia negativa no positiva.
Comúnmente los mediados arriban al proceso de mediación con ignorancia culpable positiva y negativa, el mediador debe de tener la capacidad de reconocer si las partes se encuentran afectadas bajo este tipo de ignorancia, y si así fuera deberá, exhortarlos a que se informen ampliamente sobre los temas a tratar en el proceso de mediación. El mediador podría incurrir en la ignorancia negativa, pero jamás en la ignorancia positiva. Aristóteles en el libro III de su Ética de Nicómaco. Señala que la ignorancia, vicia la voluntad de la acción, si obramos por ignorancia sin suficiente conocimiento o con información errónea del estado de cosas en las que se toman decisiones, nuestro acto no es totalmente voluntario, hacemos lo que sabemos pero no sabemos del todo lo que hacemos. Si hubiéramos estado plenamente informados es de suponer que habríamos actuado de otro modo. Otro impedimento que señala Aristóteles como obstáculo de la voluntariedad es lo que nos fuerza a actuar de cierto modo y no de otro, es decir lo que restringe nuestras posibilidades alternativas y condiciona nuestra decisión. Desde luego, si se nos coacciona de tal modo que nos es imposible elegir (como el prisionero que debe saltar al mar con las manos atadas desde la plancha de madera, empujado por el sable del pirata a su espalda) dicho acto de ninguna manera es voluntario.
Me permito transcribir íntegramente parte del capítulo denominado incertidumbre y fatalidad del gran libro “El valor de elegir” de Fernando Savater, ya que me parece sumamente valiosa su obra y las ideas que plasman en ella, por lo que no quisiera omitir algún dato que es esencial para este humilde artículo: En la acción humana interviene el conocimiento de lo que no hemos dispuesto, las posibilidades de las que creemos disponer y la disposición que tomamos. Ludovico Geymonat establece así estos tres elementos fundamentales “el estado de las cosas del que parte el individuo, el conjunto de iniciativas compatibles con tal estado de cosas y el acto de voluntad con el que decide elegir una”, precisemos un poco de ellos. Primero el estado de las cosas del que parte el individuo, es decir, la situación efectiva del universo según se presenta a quien intenta comprenderla pero sin ser regidor ni responsable de ella. Leyes y funciones de lo existente que hemos tratado de codificar aunque tengamos claro que, en cualquier caso, no responden a nuestro arbitrio. Cuanto mejor las comprendamos, mejor podemos aprovecharlas: pero no está en nuestra mano recházalas o ignorarlas a capricho. En segundo lugar, las iniciativas compatibles con tal estado de cosas, es decir lo que en tales circunstancias podríamos hacer…si quisiéramos. Con ellas se mezclan las posibilidades dudosas que queremos, aun sin estar seguros de que sean realmente posibles. Forman el abanico de ofertas averiguadas o inventadas de que disponemos cuando llega el momento de actuar. Cada una de ellas podemos imaginarla encaminada a realizar algún aspecto de nuestros ideales prácticos, esos símbolos dinámicos de nuestro ser y querer de los que hemos hablado. En tercer lugar, el acto de voluntad que opta entre esas alternativas e intenta realizar una de ellas si no me equivoco, es en este último paso en la elección propiamente dicha –donde reside el motor de la acción humana. Porque actuar requiere sin duda conocimiento (para saber hasta donde sea posible cómo están las cosas y cuál es su naturaleza) e imaginación (para diseñar virtualmente los proyectos con tal naturaleza que puedan llevarnos a realizar nuestros distintos y a menudo contrapuestos ideales prácticos), pero consiste principalmente en decisión acerca de lo que va a hacerse, eligiendo entre los proyectos del menú de cuanto parece que puede ser hecho. Actuar es en esencia elegir y elegir consiste en conjugar adecuadamente conocimiento, imaginación y decisión en el campo de lo posible (sobre lo imposible, en cambio, no hay deliberación, como ya señalo Aristóteles: no podemos elegir ser inmortales…)3
El que los participantes en un proceso de mediación sepan conjugar conocimiento, imaginación y decisión les dará la suficiente libertad en su accionar para resolver adecuadamente sus conflictos no importa lo complejos que estos sean.
El tema de la libertad es sumamente complejo a veces las partes que participan en el proceso de mediación creen ser libres, no basta declararse libre para serlo efectivamente, y posiblemente sigan prisioneros del odio, de la avidez, del egoísmo del conflicto. Sin embargo, hay todavía esperanza de que las partes aspiren a una verdadera libertad, guiados por un mediador capaz a través del proceso de mediación.
Citas
1. Jaime Barylko, La Libertad, Editorial sudamericana S.A. 2005, Buenos Aires Argentina, pág. 15.
2. Raúl Gutiérrez Sáenz, Introducción a la Filosofía, Editorial Esfinge 2009, México, pág. 200
3. Fernando Savater, El valor de elegir, Editorial Ariel España 2003, pág.35
Emilio Rodríguez Rodríguez. Maestro en Métodos Alternos de Solución de Controversias por la Facultad de Derecho y Criminología, Licenciado en Derecho y Ciencias Jurídicas, Catedrático de la Maestría de Métodos Alternos de Solución de Controversias en la materia Taller de Mediación, Catedrático a nivel Licenciatura y Maestría de la Universidad Regiomontana, Certificado por la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública en Soluciones de Alto Rendimiento al Conflicto, Comunicación, Negociación y Construcción de Consensos del Tecnológico de Monterrey, labora actualmente como Coordinador operativo del Centro Estatal de Métodos Alternos de Solución de Conflictos del Poder Judicial del Estado de Nuevo León. emilio.rodriguez@pjenl.gob.mx

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