Inteligencia Emocional
«Ahora se acude más al psicólogo porque no se quiere sufrir, pero eso es imposible»
«Ahora se acude más al psicólogo porque no se quiere sufrir, pero eso es imposible»
Muricia, España. La Facultad de Psicología, situada al norte del Campus de Espinardo, es de reciente construcción. Aún no están ultimados los accesos y aparcamientos y el resultado es un cierto terreguerío (como se dice en Murcia) que hace más incómodo el calor. Ya en el funcional edificio, de corte moderno, líneas simétricas y color de la luz, las estancias son fáciles de encontrar, incluso para una persona con escaso sentido de la orientación. El despacho en el que recibe la catedrática está decorado de manera sencilla, presente una discreta elegancia, lo que dispone al visitante a una mejor relación. Sorteando un par de fotografías familiares, los libros están ordenados y, tras una furtiva mirada, los lomos descubren títulos tan sugerentes como Pensamiento borroso o Cómo tratar a los parientes, además de los puramente científicos cual el que anuncia los Principios del análisis conductual. Maestra de psicólogos, Elena Quiñones no tiene un diván para sentar a las visitas (sonríe, por mera educación, la simplista ocurrencia del periodista) a las que atiende en la mesita auxiliar.
-Cada vez son más las personas que acuden al psicólogo...
-La actividad del psicólogo no tiene porqué estar relacionada con la salud mental. Tiene otras muchas funciones, por ejemplo, la mediación en conflictos. El campo de actividad de un psicólogo es un aprendizaje muy amplio, además de la propia Psicología Clínica que es lo que más llega a la gente, en la medida que los psicólogos intentan lograr que las personas no sufran.
-¿Es verdad que todo estamos un poco tocados?
-Yo no confundiría. Todo el mundo tiene que tener un poco de estrés, de tensión y de pasárselo mal algunas veces. Lo que ocurre es que no queremos sufrir, pero eso es imposible. Hay mucha gente hoy que en cuanto le viene mal algo va al psicólogo. Estamos como los americanos. Este tipo de asuntos antes los resolvíamos y salíamos de ellos. Ahora es como si la gente no supiera hacer frente a los problemas. Otra cosa es que necesiten ayuda de verdad.
[Aunque lo lleva recortado, el cabello, negro, ya dibuja alguna línea que blanquea. Le nace casi desde la misma frente. Lo que se dice una mata de pelo que para sí quisieran algunas mujeres (y sobre todo tantos hombres) que sufren alopecia. Los ojos se mueven con rapidez y está descuidadamente atenta a los movimientos del fotógrafo al que sugiere que no le tome determinado plano «estas cosas hay que cuidarlas un poquillo», justifica. Ha hecho un hueco en sus quehaceres para atender la entrevista y los brazos entrecruzados denotan una cierta prisa, que su exquisita atención evita mostrar.]
-¿Cómo ve el panorama en lo social, lo político y lo económico?
-Los tres están relacionados. Si la cuestión económica no está bien, pues afecta a todo lo demás, incluyendo la política. Es algo que se veía venir, pero se ha presentado de una manera muy dura. Lo de la burbuja inmobiliaria era sólo una cuestión nuestra, pero un problema financiero global es algo que nos ha pillado desprevenidos. Y además están muy afectados los tradicionales motores de la economía, Alemania y Estados Unidos.
-¿Eso es lo que hace que estemos como más pesarosos?
-El sistema financiero se ha apoyado también en unas demandas sociales que han sido desorbitadas a veces. Tanto los ciudadanos como las propias entidades bancarias se han entrampado por encima de sus posibilidades.
-¿Desde la Psicología qué aconsejaría para sobrellevar esta crisis?
-Optimismo. Es una variable importante que podría influir en el caso de un país como España. Optimismo. No excesivoamente, pero sí optimista. Las personas tendemos a ser optimistas o pesimistas. Pues bien: los psicólogos han demostrado que las personas optimistas viven más y mejor que las pesimistas. De tal manera que a una mediana edad que es cuando empiezan a llegar los problemas físicos, se dan en más cantidad en los pesimistas que en los optimistas. Esta variable es fundamental porque nos está diciendo cómo tenemos que afrontar los problemas.
-Al presidente Zapatero le acusan de optimista impenitente.
-Es que ser optimista cuando todo el panorama es bastante negro, trae como consecuencia cierta incredulidad. Pero yo creo que un moderado optimismo, practicado a todos los niveles y en todos los contextos, nos vendría muy bien. Sería una medicina que no cuesta dinero y que resultaría bastante eficaz. Si tú tienes dinero y estás asustado, lo escondes y si estás medianamente optimista, pues consumes. Y si consumes tiras de la economía.
-Es un batacazo psicológico, creernos riquísimos y de pronto saber que vivíamos en una ficción
-Sí bastante de eso hay.
-¿Algún tipo de recomendación ante tanta exhuberancia?
-También pudiera hacerse esa recomendación, aunque, claro, cuando se viene de unos niveles altos de consumo es muy difícil bajar las expectativas. Y es difícil porque la gente se había acostumbrado no a gastar sino a derrochar. Esas fortunas tan inmensas, esos sueldos supermillonarios de ejecutivos, esos fichajes de los Cristiano Ronaldo&hellip que una sola persona sea capaz de acumular esa riqueza, altera un poco los valores.
-Cada vez son más las personas que acuden al psicólogo...
-La actividad del psicólogo no tiene porqué estar relacionada con la salud mental. Tiene otras muchas funciones, por ejemplo, la mediación en conflictos. El campo de actividad de un psicólogo es un aprendizaje muy amplio, además de la propia Psicología Clínica que es lo que más llega a la gente, en la medida que los psicólogos intentan lograr que las personas no sufran.
-¿Es verdad que todo estamos un poco tocados?
-Yo no confundiría. Todo el mundo tiene que tener un poco de estrés, de tensión y de pasárselo mal algunas veces. Lo que ocurre es que no queremos sufrir, pero eso es imposible. Hay mucha gente hoy que en cuanto le viene mal algo va al psicólogo. Estamos como los americanos. Este tipo de asuntos antes los resolvíamos y salíamos de ellos. Ahora es como si la gente no supiera hacer frente a los problemas. Otra cosa es que necesiten ayuda de verdad.
[Aunque lo lleva recortado, el cabello, negro, ya dibuja alguna línea que blanquea. Le nace casi desde la misma frente. Lo que se dice una mata de pelo que para sí quisieran algunas mujeres (y sobre todo tantos hombres) que sufren alopecia. Los ojos se mueven con rapidez y está descuidadamente atenta a los movimientos del fotógrafo al que sugiere que no le tome determinado plano «estas cosas hay que cuidarlas un poquillo», justifica. Ha hecho un hueco en sus quehaceres para atender la entrevista y los brazos entrecruzados denotan una cierta prisa, que su exquisita atención evita mostrar.]
-¿Cómo ve el panorama en lo social, lo político y lo económico?
-Los tres están relacionados. Si la cuestión económica no está bien, pues afecta a todo lo demás, incluyendo la política. Es algo que se veía venir, pero se ha presentado de una manera muy dura. Lo de la burbuja inmobiliaria era sólo una cuestión nuestra, pero un problema financiero global es algo que nos ha pillado desprevenidos. Y además están muy afectados los tradicionales motores de la economía, Alemania y Estados Unidos.
-¿Eso es lo que hace que estemos como más pesarosos?
-El sistema financiero se ha apoyado también en unas demandas sociales que han sido desorbitadas a veces. Tanto los ciudadanos como las propias entidades bancarias se han entrampado por encima de sus posibilidades.
-¿Desde la Psicología qué aconsejaría para sobrellevar esta crisis?
-Optimismo. Es una variable importante que podría influir en el caso de un país como España. Optimismo. No excesivoamente, pero sí optimista. Las personas tendemos a ser optimistas o pesimistas. Pues bien: los psicólogos han demostrado que las personas optimistas viven más y mejor que las pesimistas. De tal manera que a una mediana edad que es cuando empiezan a llegar los problemas físicos, se dan en más cantidad en los pesimistas que en los optimistas. Esta variable es fundamental porque nos está diciendo cómo tenemos que afrontar los problemas.
-Al presidente Zapatero le acusan de optimista impenitente.
-Es que ser optimista cuando todo el panorama es bastante negro, trae como consecuencia cierta incredulidad. Pero yo creo que un moderado optimismo, practicado a todos los niveles y en todos los contextos, nos vendría muy bien. Sería una medicina que no cuesta dinero y que resultaría bastante eficaz. Si tú tienes dinero y estás asustado, lo escondes y si estás medianamente optimista, pues consumes. Y si consumes tiras de la economía.
-Es un batacazo psicológico, creernos riquísimos y de pronto saber que vivíamos en una ficción
-Sí bastante de eso hay.
-¿Algún tipo de recomendación ante tanta exhuberancia?
-También pudiera hacerse esa recomendación, aunque, claro, cuando se viene de unos niveles altos de consumo es muy difícil bajar las expectativas. Y es difícil porque la gente se había acostumbrado no a gastar sino a derrochar. Esas fortunas tan inmensas, esos sueldos supermillonarios de ejecutivos, esos fichajes de los Cristiano Ronaldo&hellip que una sola persona sea capaz de acumular esa riqueza, altera un poco los valores.
Nota publicada el 28 de Junio de 2009 en el sitio "La Verdad.es"
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