El Bicentenario y la Mediación

El punto de vista Mediador...

Por Jesús Elizondo González

"El Bicentenario y la Mediación"

En México, durante el mes de septiembre del 2010, celebramos 200 años de haber iniciado los movimientos en aras de aislarse de España, después de mantener entre los dos países, una relación forzada a lo largo de unos 300 años.

Como mexicano, me cuesta un esfuerzo especial el identificar mis emociones estalladas ante el significado bélico de lo que hoy alabamos.

Por un lado, casi se me ruedan las lágrimas de alegría al ver y escuchar a nuestro Presidente, emular las mismas palabras que pronunció el iniciador, el cura Hidalgo, al unísono que manipulaba la campana de su iglesia, cuando inauguró el movimiento que coronaría 11 años después, con el abandono de los conquistadores del territorio mexicano.

Con sinceridad, amigo lector, le confieso que me sentí bien orgulloso al atestiguar la valentía, el arrojo, la visión, el liderazgo y el compromiso de nuestros héroes, con los Principios e ideales que conducen a la felicidad del ser humano.

Aunque, por el otro lado, me debatía ante mi mismo, la necesidad del uso de todas las violencias, ---en especial la física, a veces extrema--- para conseguir tales propósitos.

Me preguntaba, frente al televisor, mientras seguía atento a la festividad de mis compatriotas, qué pasaría si en aquel entonces se conociera tan a fondo la naturaleza humana, como se conoce hoy, y en aquel México se emplearan las técnicas de negociación que hoy practicamos en todos los procesos de Mediación profesional.

Ahondando en mis reflexiones, pensaba: ¿Qué hubiese pasado si Hidalgo, Allende, Morelos entre otros, hubiesen negociado con gran pericia ante los representantes de aquéllos tiempos de la monarquía española, y éstos españoles también fuesen especialistas en negociación, y además, para prevenir conflictos, ambos bandos fuesen auxiliados en una Co-Mediación por un par de Mediadores profesionales experimentados en estos temas?

Pronto caí en cuenta que en lugar de obtener un Ganar-Perder con más de un millón de muertes, se hubiera logrado un Ganar-Ganar sin derramamiento de sangre.

Hoy, 200 años después, ambos países serían mejores de lo que son ahora. Y la humanidad también, pues ese buen ejemplo cundiría por toda la faz de la tierra.

Intentando comprender el contexto de aquel México de entonces, en el que las leyes no eran tan progresistas como la mayoría de las actuales, y no se protegían los Derechos a los humanos, como lo hacemos en nuestros días; la comunicación era lenta ---viajaba en caballos, carretas y en barcos de vela---y muy deficiente; tiempos en los que se veía como normal que para hacer valer las ideas y los deseos, se empuñaban las armas para imponer con las violencias el Ganar-Perder; quizás, estudiando a fondo este contexto, podamos entender mejor la grandeza de esas elecciones que hoy calificamos de heroicas.

Sin embargo, al observar el contexto de nuestro días, aquí en México ---y en muchos otros países-- notamos que esa manera de pensar de nuestros héroes patrios y de sus coetáneos, tan centrada en la fuerza, la violencia y el miedo, es una cultura heredada y condicionada desde muchos siglos antes; esta cultura tóxica para la Paz, proviene básicamente de la impericia para negociar y de las debilidades de carácter de los poderosos de antaño.

Las sociedades, al tomar esos dañinos ejemplos de sus antepasados, fueron evolucionando a través de los siglos dentro de una desfavorable cultura no propicia para la felicidad. La impericia para negociar, se refleja en los recursos derivados a los argumentos bélicos de los responsables del progreso de su patria.

Esa perjudicial cultura de antes y que hoy inocentemente alabamos además de que la fomentamos, ha sido imitada por los terroristas, narcotraficantes y miembros de la delincuencia organizada que en esta época devastan a la sociedad pacífica.

Después de todo, estos personajes, los delincuentes, también trabajan, son leales (entre ellos) analizan, estudian, se esfuerzan y empuñan las armas para hacer valer sus ideas y sus deseos, aunque con esos Valores, no honren los Principios que gobiernan la Paz.

Si los gobiernos y sus gobernados de la antigüedad, en lugar de gastar fortunas en asuntos policíacos-militares, hubiesen enfocado sus recursos en investigar los mejores métodos y las mejores prácticas para negociar y la manera ideal de, didácticamente, enseñarlos en las escuelas desde los infantes hasta a los universitarios, la especie humana no estaría en tal peligro de desaparecer por actos violentos, como lo está ahora, sino al contrario.

Así, la ignorancia de las herramientas, tácticas, técnicas y estrategias de las negociaciones que conducen a un intercambio pacífico y sensato, entre lo que la gente desea obtener, a cambio de lo que desea su contraparte recibir, se expresa en su inclinación a utilizar las violencias.

Es en donde brillan las bondades de utilizar el proceso de Mediación en aquellas negociaciones fallidas o en las complejas, precisamente para instalar la Paz sustentable. Aún estamos a tiempo.

Para comunicarse con el autor: centro.de.mediacion@hotmail.com

Jesús Elizondo González es presidente fundador del Centro de Mediación Privado, S.A. de C.V; Maestro en Alta Dirección de Empresas del IPADE; LAE del ITESM; Mediador Certificado por el Poder Judicial en el estado de Nuevo León; Capacitado en Mediación profesional en Buenos Aires, Argentina, Cd. de México, D.F., Sacramento, California, Minneapolis, Minnesota, Certificación en Soluciones de Alto Rendimiento al Conflicto, en el EGADE; Catedrático de la Universidad Regiomontana en la materia: “Negociación”; Conferencista en materia de Mediación profesional y Negociación. Presidente del Colegio de Mediadores de Nuevo León, A.C.Mediador privado profesional desde 2002